Aunque el mundo parece detenido alrededor del covid-19 y la angustia que viven muchas personas infectadas o que han perdido a un ser querido, hay familias en Kenia, a kms de distancia nuestro, que aún lloran a sus hijos y recuerdan con horror ese 2 de abril de 2015.
De madrugada, cuando aún no amanecía, terroristas ingresaron a la universidad de Garissa y dieron comienzo a uno de los días más oscuros de la historia de Kenia. Un día que nadie olvidará en años y menos aún las familias cristianas, las grandes víctimas de esta tragedia.
El grupo de hombres armados que entró a la universidad mató 143 alumnos y profesores e hirió a otras 79. Los atacantes admitieron pertenecer al grupo terrorista Al-Shabaab y alegaron que estaban atacando a no musulmanes que ocupaban territorio musulmán.
Los miembros de la milicia yihadista somalí Al Shabab que asaltaron la Universidad de Garissa (Kenia) empezaron disparando de manera indiscriminada, pero después separaron a los alumnos musulmanes y concentraron su maldad en los cristianos. Estuvieron 14 horas en el campus universitario y mantuvieron retenidos a 400 de los más de 800 alumnos. Los terroristas liberaron progresivamente a estudiantes y personal musulmán, pero asesinaron a los cristianos mediante disparos y decapitación. Al final del día, tropas kenianas entraron a la universidad y al verse acorralados los terroristas detonaron sus cinturones explosivos.
En los días posteriores al ataque los diarios publicaron detalles del asalto. Rubén Mwavita de 21 años explicó a Reuters cómo tres estudiantes fueron asesinadas cuando los asaltantes descubrieron que eran cristianas: “El error fue que dijeron: ‘Jesús, sálvanos por favor’. Ahí es cuando empezaron a dispararles”.
La situación estaba tensa en el país desde hacía un tiempo, pero nada hacía prever una acción tan salvaje. El 22 de noviembre de 2014, miembros de Al-Shabbaab habían asesinado a 28 de los pasajeros de un autobús en la localidad de Mandera: aquellos que no sabían recitar versos del Corán. En septiembre de 2013, había tenido lugar la mayor masacre hasta esa fecha, el tiroteo y secuestro en el centro comercial Westgate, con 71 muertos.