El Papa invita al pueblo libanés a tener confianza en el Emmanuel, el Dios con nosotros, que “se convierte en nuestro prójimo, camina a nuestro lado. Tengan confianza en su presencia, en su fidelidad. Como el cedro, sacad de lo más profundo de vuestras raíces de convivencia para volver a ser un pueblo solidario; como el cedro, resistente a toda tormenta, aprovechad las contingencias del momento presente para redescubrir vuestra identidad (…) la identidad de un pueblo que no destruye el sueño de los que han creído en el futuro de un país hermoso y próspero”.
Llamado a los dirigentes políticos: buscar el interés público
“Hago un llamamiento, dice la carta, a los dirigentes políticos y religiosos, tomando prestado un pasaje de una carta pastoral del Patriarca Elias Hoyek: "Vosotros, jefes del país, jueces de la tierra, diputados del pueblo que viven en nombre del pueblo, (...) estáis obligados, en vuestra capacidad oficial y de acuerdo con vuestras responsabilidades, a buscar el interés público. Su tiempo no está dedicado a sus mejores intereses, y su trabajo no es para usted, sino para el Estado y la nación que representa”.
Deseos de visitar Líbano
Francisco finaliza su misiva afirmando su afecto por el “querido pueblo libanés, al que pienso visitar lo antes posible”. Igualmente, el Papa hizo un llamado a la comunidad internacional: “Ayudemos al Líbano a mantenerse al margen de los conflictos y las tensiones regionales. Ayudémosla a salir de su grave crisis y a recuperarse”.
Francisco se despide de los libaneses diciendo:
“Amados hijos e hijas, en la oscuridad de la noche levanten su mirada, que la estrella de Belén sea su guía y estímulo para entrar en la lógica de Dios, para no perder el camino y para no perder la esperanza”.