Más de 20 personas murieron y otras 70 resultaron heridas en un ataque suicida a la Catedral a minutos que comenzara la misa dominical.
Ayuda a la Iglesia que Sufre lamenta y reza por las víctimas del atentado perpetrado por un atacante suicida y una segunda bomba adosada a una moto, que se detonaron en la catedral de la isla filipina de Jolo en Mindanao, provincia de Sulu. Un país de conocida tradición católica, pero Mindanao es una zona eminentemente musulmana donde sólo hay unos pocos miles de católicos. La provincia de Sulu son unas islas filipinas de mayoría musulmana, un antiguo sultanato y Jolo es su capital
La isla de Jolo sufre desde hace años la presencia de los insurgentes de Abu Sayyaf, considerada una organización terrorista por Filipinas y Estados Unidos por sus bombardeos, secuestros y decapitaciones. Un obispo católico, Benjamin de Jesús, fue baleado por supuestos miembros de la milicia en el exterior de la catedral en 1997.
Administrador apostólico: «Han sido asesinados por ser cristianos»
Monseñor Lito Lampon, obispo emérito de Jolo y hoy arzobispo de Cotabato, señaló a ACN que una de las dos bombas explotó en la entrada de la Catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo, mientras que la otra en el estacionamiento en frente. “Sucedió durante la Santa Misa. La primera bomba explotó mientras los fieles cantaban el Aleluya, continúa el prelado, la segunda mientras las autoridades respondían al fuego”.
El mensaje enviado a ACN por el administrador apostólico de Jolo, el padre Romeo Saniel, fue muy sincero, al momento del ataque él se encontraba, como Monseñor Lampon, en la reunión plenaria de la Conferencia Episcopal en Manila.
“La mayoría de las víctimas están formadas por fieles que acuden todos los domingos a las 8:00 a.m. Los religiosos pertenecientes a la orden de los Oblatos de María Inmaculada explicaron que los muertos eran sus amigos: Daisy Barade de los Reyes, presidenta del consejo parroquial; Romy Reyes y su esposa Leah eran mis amigas y así con todas las víctimas. Todos ellos permanecieron valerosamente en Jolo a pesar de las amenazas y el alto nivel de inseguridad ».
Monseñor Saniel está convencido de que se trata de un ataque anticristiano y de que las víctimas fueron asesinadas por su fe. “No hay palabras para describir nuestro dolor. Les pedimos que oren por las víctimas y sus seres queridos, así como por las familias de los soldados que perdieron la vida tratando de asegurar nuestra catedral ».
Los cristianos han sufrido horribles ataques por parte de extremistas islámicos y separatistas de Abu Sayaf, afiliados a Isis, algo que Ayuda a la Iglesia que Sufre ha denunciado repetidamente durante años en la región de mayoría musulmana de Mindanao. Estamos seguros de que ningún ataque o violencia anticristiana puede erradicar la fe de los corazones de los católicos.
En su declaración oficial del p. Romeo Saniel, OMI el Administrador Apostólico de Jolo, señaló: “Por favor, oren por las víctimas de los bombardeos en la catedral del monte Carmelo en Jolo. El obispo Lito Lampon y yo asistíamos a la 118ª sesión plenaria del CBCP en Manila cuando escuchamos las trágicas noticias. Ahora estoy en el aeropuerto de Manila como pasajero en lista de espera para Zamboanga. Si no puedo llegar esta noche, tomaré el avión militar mañana temprano por la mañana y me uniré al grupo de Sec Lorenzana que visitará a Jolo”.
Monseñor Romeo Saniel señaló “Creo que han muerto por su fe cristiana. Ninguna palabra puede describir la tristeza y el dolor que sentimos en estos días. Que se les dé justicia en el tiempo de Dios. Sé que los amigos de las víctimas (tanto musulmanes como cristianos) están de luto y tristes hoy. Ore también, ore por las familias de nuestros jóvenes soldados que murieron mientras aseguraban la catedral. Obispo Ben (monseñor Benjamín de Jesús, OMI, fue asesinado el 4 de febrero de 1997 frente a la catedral de Jolo) por favor intercede por nosotros. Nuestra Señora del Monte Carmelo, por favor, protégenos de todo mal”.
La primera bomba estalló en el interior del templo de Jolo e hizo que los fieles, algunos de ellos heridos, salieran corriendo por la puerta principal. Soldados y policías apostados en el exterior corrieron hacia el lugar cuando estalló el segundo artefacto alrededor de un minuto más tarde, en la entrada principal, causando más muertos y heridos. El ejército estaba verificando un reporte que apuntó que la segunda bomba podría haber estado adosada a una motocicleta estacionada.
La explosión inicial destrozó los bancos de madera de la nave principal de la catedral y rompió los vidrios de las ventanas, mientras que la segunda esparció los destrozos y escombros por la plaza de enfrente de la catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo, según contaron testigos.
La policía dijo que al menos 20 personas perdieron la vida y otras 81 resultaron heridas. Quince civiles y cinco soldados fallecieron, mientras que entre los heridos había 14 soldados, dos policías y 65 civiles.
Soldados a bordo de vehículos blindados cortaron la calle principal que va a la iglesia mientras los muertos y heridos eran trasladados al hospital de la ciudad. Algunas víctimas fueron evacuadas por aire a la cercana ciudad de Zamboanga.
“He ordenado a nuestros soldados que eleven su nivel de alerta, garanticen la seguridad de todos los templos y lugares públicos a la vez, y emprendan con celeridad medidas para frustrar planes hostiles”, dijo el ministro de Defensa, Delfín Lorenzana, en un comunicado.
“Perseguiremos hasta los confines de la tierra a los despiadados agresores detrás de este cobarde delito hasta que cada asesino sea llevado ante la justicia y encarcelado. La ley no tendrá compasión con ellos”, señaló la oficina del presidente del país, Rodrigo Duterte, en Manila.
El comunicado presidencial apuntó que “los enemigos del estado desafiaron de forma audaz la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad de los ciudadanos en esa región. (Las Fuerzas Armadas de Filipinas) aceptarán el reto y aplastarán a esos delincuentes impíos”.
El incidente se produjo casi una semana después de que la minoría musulmana del país, de mayoría católica, apoyó la creación de una nueva región autónoma en el sur con la expectativa de poner fin a casi cinco décadas de rebelión separatista que han causado 150.000 muertes.
Aunque la mayoría de las zonas musulmanas aprobaron un acuerdo de autonomía, éste fue rechazado por los votantes de la provincia de Sulu, donde se encuentra Jolo. La región acoge también a una facción rebelde contraria que se opone al acuerdo, además de pequeñas células insurgentes que no formaron parte del proceso de paz.
Los gobiernos occidentales elogiaron el pacto de autonomía. Temen que pequeños grupos de rebeldes vinculados al grupo Estado Islámico procedentes de Medio Oriente y el sureste asiático puedan aliarse con los insurgentes filipinos y convertir el sur del archipiélago en un feudo extremista.
Además del grupo Abu Sayyaf, entre las milicias presentes en Sulu hay una pequeña banda de jóvenes yihadistas alineados con estado islámico que recientemente llevó a cabo asaltos, incluyendo secuestros y decapitaciones.
Abu Sayyaf retiene a al menos cinco rehenes: un ciudadano holandés, los malasios, un indonesio y un filipino, en sus bases en la jungla, en su mayoría cerca de la localidad de Patikul, cerca de Jolo.