“Lo que me conmovió especialmente durante mi investigación fue el compromiso de los padres [varones] con sus hijas secuestradas. Un hombre me contó que un día recibió una llamada anónima que decía así: “¡Cuidado con tu hija, que os estamos vigilando!”. Este hombre sabía que no se trataba de una amenaza vacía, por lo que incluso sacó a su hija del colegio y no la dejó salir más sola de casa. Dos o tres semanas después de la llamada, su hija le pidió a su madre que la dejara ir al mercado, que estaba a solo unos cientos de metros de su casa. Desde entonces, la hija está desaparecida..."
Michele Clark, experta estadounidense en derechos humanos y derechos de la mujer.
“Es muy difícil ser una niña cristiana en nuestro país. Muy a menudo nuestras niñas son secuestradas y las cosas depravadas que sufren son demasiado horribles para imaginar. Es tan aterrador. ¿Quién está ahí para ayudarnos?"
Niña paquistaní entrevistada en el informe
“Violaron repetidamente a mi hija. Ella sufrió un trauma luego de haber sido sometida a tortura.” (cuando denunció su secuestro), “La policía se negó a escucharme y no registró el incidente”. Pasaron tres meses hasta que abrieron el caso.
Asif Masih, padre de Farah, secuestrada a los 12 años en Pakistán
“Hubo muchas ocasiones en las que podría haberme suicidado, pero decidí que no quería perder mi alma. Todavía tenía un poco de esperanza ".
Rana, 31 años, fue vendida como esclava repetidas veces por ISIS en Irak.