En esta oportunidad el Santo Padre nos invita a meditar “el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados”, ya que “expresan la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre”.
También tuvo palabras para las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo, "a fin de que no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico que conlleva la enfermedad".
El Papa Francisco subraya que, en esta Jornada Mundial, Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, “a los pobres que saben que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados” ya que ante la fragilidad, el dolor y la debilidad, “el Hijo de Dios no impone leyes sino que ofrece su misericordia, Jesús mira la humanidad herida”, sin descartar a nadie y lo hace siempre con ternura.
En este sentido uno podría preguntarse ¿por qué Jesucristo nutre estos sentimientos? El Papa responde: “porque él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre”.