No obstante, la voluntad de convertir a personas al islam es explícita: así, en los alrededores de Pama, los yihadistas obligan a los varones a ir a la mezquita para asistir a las predicaciones e imponen normas de vestimenta (uso del velo, largo de los pantalones, etc.). En algunos pueblos, permiten el culto católico pero exigen que hombres y mujeres se sienten en bancos separados. Los yihadistas siembran el terror: matan a un campesino en un campo y degüellan a otro en el campo de al lado. Toda la población ha emprendido la huida, dejando campos y cosechas en manos del enemigo... y así, este se apodera de zonas cada vez más extensas.
A finales de junio, las cifras oficiales indicaban que los terroristas ocupaban el 40% del territorio. “Hoy, probablemente es más”, afirma el P. Pierre, quien explica que su comunidad, que también estaba presente en Ouahigouya, en la frontera con Malí, fue atacada el pasado mes de febrero. “Saquearon todo y lo quemaron todo. Ya no podemos regresar allí. Al seminario menor también le prendieron fuego…”. Según asegura, los ataques se dirigen cada vez más contra los cristianos. A veces no se conforman con quemar un edificio cristiano, sino que también destrozan las cruces, mostrando claramente su deseo de suprimir la fe cristiana.
Este sacerdote burkinés señala que en la actualidad hay más de 1,7 millones de desplazados en el país, y describe cómo el país está sumido en el caos.
“En mi país, el inicio del curso escolar suele ser en octubre, pero este año hay muchas escuelas cerradas”. Además, los desplazados no tienen acceso a la escuela o no pueden pagar las tasas escolares.
“Nos llegan los gritos de socorro de muchos de nuestros feligreses para que los ayudemos y les demos comida, pero no podemos satisfacer todas las peticiones”, dice entristecido.
La radio es uno de los medios clave para comunicarse con los desplazados y los feligreses, y, sobre todo, con los pocos que permanecen en la ciudad de Pama. Gracias a ella, pueden escuchar misa y rezar en comunión con el resto de la comunidad parroquial.
“A través de la radio animamos a la población. La gente necesitada deposita en nosotros su esperanza”, explica el padre, que le está profundamente agradecido a ACN por haber contribuido a la financiación de estas emisoras de radio.