Desde la oficina de prensa del Vaticano se dio a conocer la reunión sostenida por el Papa Francisco y Mar Georgius III Patriarca Catolicós de la Iglesia Asiria del Oriente.Esta mañana, Su Santidad Mar Georgius III Patriarca Catolicós de la Iglesia Asiria del Oriente, visitó al Papa Francisco para rezar juntos por la paz en Oriente Medio, en especial por Siria e Irak.
Rezar por el don de la paz en Oriente Medio, especialmente por Siria e Irak: fue el motivo de la visita de Su Santidad Mar Georgius III Patriarca Catolicós de la Iglesia Asiria de Oriente al Santo Padre Francisco, en la mañana de este 9 de noviembre.
Después del encuentro privado entre ambos, el Pontífice y el Patriarca Catolicós, acompañado por los miembros de Comisión Mixta para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, rezaron juntos en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico. Y finalmente, firmaron una Declaración común.
El dolor compartido por los hermanos de Oriente Medio
Tras recibir las palabras de saludo Georgius III, Francisco recuerda en su discurso el primer encuentro entre ambos, sucedido hace dos años con ocasión de la Jornada de Reflexión y Oración por la Paz en Oriente Medio en Bari y evidencia “el dolor compartido” por “el gran sufrimiento que deriva de la trágica situación en la que tantos de nuestros hermanos y hermanas viven en Oriente Medio, víctimas de la violencia y a menudo obligados a abandonar las tierras en las que siempre han vivido” y agrega:
“Ellos recorren el Vía Crucis tras las huellas de Cristo y, aunque pertenecen a comunidades diferentes, establecen entre ellos relaciones fraternas, convirtiéndose para nosotros en testigos de la unidad”
El agradecimiento del Papa por el diálogo entre los dos Iglesias
El Pontífice agradece a Dios por un “motivo particular”: la Comisión para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente” y recuerda que, apenas un año atrás, tuvo “la alegría de dar la bienvenida a sus miembros con ocasión de la firma de la Declaración Conjunta sobre la vida sacramental”.
Un diálogo – asegura el Santo Padre – que muestra que “las diferencias prácticas y disciplinarias no siempre son un obstáculo para la unidad, y que algunas diferencias en las expresiones teológicas pueden considerarse complementarias y no conflictuales”.
El Papa eleva su oración para que el trabajo que realiza esta Comisión, “nos ayude a recorrer un nuevo tramo de camino, hacia la meta tan esperada en la que podemos celebrar el sacrificio del Señor en el mismo altar”. Un camino que, precisa, “nos empuja hacia adelante, pero también requiere que mantengamos viva nuestra memoria, para dejarnos inspirar por los testigos del pasado”.
Y en este sentido el Pontífice recuerda que este año, la Iglesia Asiria de Oriente, así como la Iglesia Caldea, celebran “el séptimo centenario de la muerte de Abdisho bar Berika, Metropolita de Nisibi, uno de los escritores más famosos de la tradición siro-oriental, cuyas obras, especialmente en el campo del derecho canónico, son aún hoy textos fundamentales de vuestra Iglesia”. Y manifestando su alegría por la participación del Patriarca y su delegación en el congreso internacional organizado por el Pontificio Instituto Oriental, expresa su deseo de que “el estudio de este gran teólogo pueda ayudar a hacer conocer mejor las riquezas de la tradición siria y a recibirlas como un don para la Iglesia entera”.
La iglesia asiria del Oriente, también conocida en India como iglesia sirio caldea, es una Iglesia oriental que sigue la cristología y eclesiología tradicional de la Iglesia del Este. Fue fundada, de acuerdo con la tradición, por santo Tomás el Apóstol en el siglo I. Ya a mediados del siglo II se habían establecido comunidades cristianas en el Imperio parto, desde Mesopotamia hasta la India. Hacia el año 310 los obispos se organizaron bajo la dirección de un katholikós o catolicós con sede en Ctesifonte, que apoyó las conclusiones trinitarias del Concilio de Nicea y un siglo después adoptó también el título de patriarca.
Tras el Concilio de Nicea (341 DC) se separa de las Iglesias del Imperio romano y Bizancio. Las sucesivas guerras y persecuciones diezmaron a los fieles y los tienen repartidos por el mundo, aunque en el último tiempo han podido reorganizarse y volver a Medio Oriente en Ankawa, Irak, en 2015 después de la enunciación de Gewargis III como su patriarca.