Sin embargo, el futuro del cristianismo en la región de los orígenes de nuestra fe se ha vuelto cada vez más sombrío en los últimos años. Continúa el éxodo migratorio de cristianos del Líbano y los países vecinos. A través de nuestros socios del proyecto, lo experimentamos de primera mano: La inestabilidad política, la corrupción y las crisis económicas están destrozando el Líbano. La explosión en el puerto de Beirut en agosto pasado fue el culmen de la catástrofe humanitaria.
Apoyar y fortalecer a los cristianos en el Líbano frente a esta situación desesperada ha sido la preocupación central de ACN en los últimos meses. De esta manera, queremos ayudar a los cristianos a permanecer en su tierra natal y así cumplir su importante misión como motor de diálogo y paz.
Lamentablemente, comprobamos que el Líbano ha vuelto a desaparecer en gran medida del ojo público en los últimos meses. Pero el sufrimiento de la gente continúa: como resultado de la pandemia del coronavirus y las continuas dificultades económicas, incluso existe el temor a la hambruna.
Por tanto, la iniciativa del Papa Francisco corresponde con la sincera preocupación que siente ACN. Pedimos a todos los cristianos que oren para que esta iniciativa dé frutos. La cooperación entre las iglesias cristianas del Líbano es de vital importancia. Ellas son puntos de referencia tanto para las personas necesitadas como para los numerosos refugiados de Siria o Irak que buscan seguridad en el país. Es vital que las iglesias cristianas en el Líbano hablen con una sola voz y sigan trabajando en estrecha colaboración.
Para salir de la crisis, el país necesita oración, obras de caridad y el papel mediador de las Iglesias. El Papa Francisco subraya esto con su llamamiento al que nos unimos de todo corazón. No podemos olvidar a nuestros hermanos y hermanas en el Líbano".
Actualmente, ACN apoya cerca de 50 proyectos en el Líbano. Durante 2020 la fundación ACN dedicó casi 4 millones principalmente para la reconstrucción en el barrio cristiano de Beirut después de la explosión en agosto de 2020, y para apoyar el trabajo de sacerdotes y religiosas, así como al trabajo de acogida y ayuda de emergencia de la Iglesia con refugiados sirios que han encontrado amparo en el Líbano.