En parroquia San Francisco de Sales, junto a monseñor Alberto Ortega, nuncio apostólico en Chil, recordamos y rezamos por los cristianos perseguidos.
Monseñor Alberto Ortega sabe que es y cómo es la Iglesia Perseguida, ya que antes de llegar a Chile en 2019 fue durante cuatro años nuncio apostólico en Irak y Jordanía. Allí vivió la persecución a los cristianos, conoció su sufrimiento, pero también fue testigo de su temple y coraje.
En su homilía monseñor agradeció el trabajo de ACN en la reconstrucción de Irak y en el acompañamiento permanente a los fieles que debieron huir del estado islámico. Una porción del trabajo de ACN es pos de los cristianos perseguidos, pero que él pudo apreciar ya que se encontraba en ese país cuando fue invadido.
De la noche a la mañana los fieles fueron conminados a renegar de su fe o dejarlo todo y huir del país. Y él pudo constatar cómo más de 120 mil cristianos prefirieron perder todo, sus casas, posesiones, trabajo a perder su fe.
Y lo decían con claridad: «Nos han quitado todo, pero no nos han quitado la fe. Esa es la fuerza de la iglesia perseguida, ellos creen que con estos actos atacan a la iglesia -y si lo hacen- pero no la destruyen sino que la hacen más fuerte.
Y es que el evangelio del día hablaba de ello, Jesús prometió que no nos dejaría solos y nos acompañaría siempre, aún en las dificultades y eso es lo que precisamente vio monseñor Ortega durante su estancia en Irak. Y a quienes estábamos allí, en San Francisco de Sales, nos conminó a aprender de los cristianos perseguidos y renovar el deseo de colaborar con El Señor para hacer presente su reino en la tierra y compartir el gran tesoro que nos dejó «lo que hemos recibido gratuitamente sea entregado gratuitamente», señaló.
Desde hace 18 años que en Chile nos reunimos para rezar por los cristianos perseguidos. Una instancia para agradecer su sacrificio y aprender de su testimonio. Así lo vio la Conferencia Episcopal chilena cuando instauró este día y quiso relevar su testimonio y mostrar que la oración, aunque venga de muy lejos, rinde frutos y acompaña a quienes lo dan todo por su fe.