El 21 de diciembre de 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró por unanimidad el 4 de febrero como Día Internacional de la Fraternidad Humana.
Además se creó un Alto Comité para la Fraternidad Humana que está formado por diferentes líderes internacionales tanto religiosos como académicos y culturales que se inspiran en este documento para promover el mensaje de entendimiento mutuo y paz.
Esta fecha, subrayó el Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, debe "suscitar la voluntad de trabajar por una cultura de paz", porque explica que cuando termine la crisis por la pandemia del Covid-19 "estaremos llamados a recrear y poblar espacios de fraternidad y solidaridad".
Para el Purpurado, la orientación ofrecida por la Encíclica Fratelli tutti es central, ya que en la lectura del texto se invita a asumir "responsabilidades, individuales y colectivas, ante las nuevas tendencias y necesidades de la escena internacional".
Monseñor explicó que “mirando al bien de toda la humanidad, el evento del 4 de febrero debe suscitar la voluntad de trabajar por una cultura de paz que apoye los esfuerzos de todos aquellos que, incluida la comunidad internacional y las diferentes tradiciones religiosas, están comprometidos con la tolerancia, la inclusión, la comprensión y la solidaridad, más aún en este momento trágicamente marcado por la pandemia. Cuando termine esta crisis, estaremos llamados a recrear y a poblar espacios de fraternidad, solidaridad y paz. A partir de esta pandemia, tendremos que renacer nuevos, mejores de lo que hemos sido. Y no solo a nivel personal”.
Premio Zayed 2021 a la Fraternidad Humana
El Premio Zayed a la Fraternidad Humana, creado en 2019, es un homenaje al jeque Zayed bin Sultán al Nahyan, fundador de los Emiratos Árabes Unidos. De hecho, se concedió por primera vez, de forma honorífica, al Papa Francisco y al Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al Tayyeb, por la firma en Abu Dhabi del Documento sobre la Fraternidad en 2019. Posteriormente, el premio se abrió a candidaturas de entre aquellos, individuos u organizaciones, que están profundamente comprometidos con iniciativas que unen a las personas y promueven la convivencia pacífica. Pretende ser una iniciativa que fortalezca las relaciones humanas, que inste a tender puentes de diálogo y que mejore el entendimiento y la cooperación entre las naciones. Se espera que la concesión de este premio sea también un signo de la fecunda cooperación entre hombres de diferentes religiones al servicio de toda la humanidad.