Hoy en todas las diócesis del país oraremos por Chile, sus habitantes, gobernantes, por los enfermos y todos aquellos que construimos este gran país.
En Santiago estamos invitados a salir en peregrinación y honrar a nuestra Madre que nos acompaña en nuestro caminar.
Gracias Chile y gracias a cada uno de los chilenos y los nuevos chilenos que hacemos posible esta nación; diversa en geografía, diversa en climas y hoy –gracias a los migrantes- también diversa en cultura, aromas y sabores.
Terminamos el Mes de la Patria, pero eso no significa que dejemos de rezar por nuestra querida tierra y su gente.
¡VIVA CHILE!