Recibimos los saludos navideños del Padre Artemio, quien tiene la función de ser Guardián del Niño Jesús. Un trabajo que cobra mayor sentido en estos días.
Desde Belén el padre Artemio nos escribe y relata sus días de intenso trabajo y oración.
¡El Señor te dé su Paz!
Vuelve Navidad y la alegría renace en nuestros corazones. Aquí, en Belén, en la Noche Santa, los ángeles anuncian alborozados a los pastores: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,11-12). Para mí, Guardián del Niño Jesús, de María, su Madre, y de San José, me sigue colmando de emoción y de felicidad contemplar y tocar estos Santos Lugares. Sabemos que hoy la vida es difícil, el futuro parece oscuro y nuestro corazón a veces llora, pero…, “no hay espacio para la tristeza, decía San León Magno, en el día en que nace la Vida”.
¿Qué ha pasado en Belén? Dios se ha hecho un Niño, tan pequeño y tan pobre que reposa plácidamente en un pesebre. Es Jesús, el Hijo de María que contemplamos en la Gruta de Belén: “Aquí, de la Virgen María, nació Jesús”. “Lo hemos visto con nuestros ojos”, lo hemos “contemplado”, “lo hemos tocado con nuestra manos”, y “os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo” (1Jn 1,1-4).
Desde Belén, mi casa, en estas fiestas navideñas te deseo que puedas tener la misma actitud que San Francisco, quien, en cada Navidad, “se hacía niño con el Niño” (2 Cel 7,35). Ten siempre en tu corazón a todos los niños del mundo, en especial a “los niños inocentes” “de Belén y de sus alrededores”, que el Herodes de turno no se cansa de eliminar. Al ver la sonrisa del Niño-Dios comprenderás hoy mejor que nunca las palabras de Jesús: “El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe” (Lc 9,48). Él es el “Príncipe de la paz” (Is 9,6) y le pedimos que conceda esa paz que anunciaron los ángeles de Belén: “¡En la tierra paz a los hombres que ama el Señor!” (Lc 2,14) y que en su Tierra tanto se hace desear. ¡Comunica a los demás tu encuentro con el Niño Dios en Navidad y se testigo de su amor! Verás un gran milagro: “El Niño Jesús, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucitó por medio de su siervo Francisco, y su imagen quedó grabada en los corazones enamorados” (1 Cel 30, 86), pues de nada serviría decir que Dios ha tomado carne de la Virgen María, “si no ha venido a habitar en esta carne mía”, escribe Orígenes, “si no ha nacido en mi corazón”.
Estoy bien de salud. Muy ocupado con los peregrinos (en cuatro meses he tenido 123 encuentros y casi 5.000 peregrinos). Y estoy feliz por ellos, aunque a veces no me dejan ni respirar. Pues hay otras obligaciones: los que se refiere al Superior de un convento, muy grande, a las clases y otras muchas cosas. Mi deseo es que el amor de todos a Belén y al Niño Dios siga creciendo y que los peregrinos sigan viniendo como este año que ha sido algo maravilloso.
Te dejo. ¡Que el Niño de Belén te colme de sus gracias! Así se lo pido al Niño Jesús y a su Madre en la Gruta de la Natividad, cuando celebro la Santa Misa, que ahora es casi todos los días. ¡Que podáis vivir con salud y felicidad durante todo el Año Nuevo que pronto comenzaremos. Te deseo, al igual que a tus seres queridos:
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2019!
Padre Artemio, Guardián del Niño Jesús