“Estamos consternados por las agresiones, saqueos y ataques a iglesias en Santiago de Chile: los sucesos de ayer demuestran a dónde llega la violencia y el odio promovido por algunos grupos.
Nada justifica el uso de la violencia, ni los ataques a espacios sagrados, ni creemos que el uso de la violencia contra la fe y las creencias de otros contribuirá a defender la justicia social, racial o económica.
Creemos que, si bien es legítimo manifestarse y pedir cambios sociales, el odio desenfrenado contra grupos religiosos genera violencia y destrucción y debe ser condenado abiertamente a nivel mundial como se ha hecho en el pasado con otros delitos similares. Además, pedimos al gobierno chileno que garantice la protección de los edificios religiosos contra delitos de odio de este tipo.
Expresamos nuestra cercanía y apoyo al párroco de la Iglesia de la Asunción, Pedro Narbona, quien desde hace muchos años apoya directamente la labor de la sección chilena de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), a favor de los cristianos perseguidos. Estamos consternados que tenga que sufrir en primera persona un nivel de violencia contra la Iglesia que hasta ahora solo conocíamos de otras partes del mundo.
La fundación ACN reitera su apoyo a todos los cristianos de Chile, cuyos templos y edificios se han visto sistemáticamente amenazados por grupos violentos. Desde octubre de 2019 más de 57 han sido atacados o quemados en este país.
Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de ACN Internacional