El vicariato apostólico de Mongo, ubicado en Chad oriental, abarca más de medio millón de kilómetros cuadrados. Como en todo el resto de este país centroafricano, la mayoría de la población es musulmana, y los cristianos, una pequeñísima minoría.
La inmensa superficie está dividida en sólo seis parroquias, y sus fieles son atendidos por poco más de una docena de sacerdotes que, en su mayoría, no son chadianos. Además, dos de ellos tienen ya más de 80 años de edad. Para el obispo Philippe Abbo Chen, él mismo originario del Chad, la formación de sacerdotes nativos es una prioridad, y por eso, la ordenación este año de dos de ellos ha supuesto una alegría muy especial. Además, siete jóvenes de su vicariato apostólico se preparan actualmente para ser sacerdotes. Cada uno de ellos tiene que completar una parte de su formación en Sahr, a 800 kilómetros de distancia, y en la capital de Yamena, a 500 kilómetros.
Para el vicariato apostólico de Mongo, que cuenta con pocos -y pobres- fieles, es gran reto costear la formación de los futuros sacerdotes. Y es que hay que cubrir los gastos de viaje, matrícula, alojamiento, así como la alimentación, la atención médica, el material para los estudios, la ropa, etc.
Los fieles se esfuerzan por contribuir. “Hicieron una colecta especial para estos seminaristas, pero, debido a sus bajos ingresos, lo reunido es muy poco frente al coste real de la formación”, nos informa el obispo. Por esta razón nos ha pedido ayuda, y nosotros queremos apoyar la formación de los siete jóvenes que siguen la llamada de Dios con $ 3.955.686 (4.200 euros).