Sigue la escalada de violencia en Nicaragua. Ayer los obispos fueron asaltados por grupos afines al gobierno en la basílica de San Sebastián en Diriamba, a unos 40 kms al suroeste de la capital, Managua.Las imágenes dieron vuelta el mundo y causaron indignación y preocupación por el rumbo que está tomando el conflicto en Nicaragua.
Con el Santísimo Sacramento en mano, el cardenal Leopoldo Brenes dijo lo siguiente: “¡Perdónalos porque no saben lo que hacen!”
El clima contra el clero católico se estaba crispando; los insultos a los sacerdotes se hacían cada vez más violentos y en las redes sociales, simpatizantes del gobierno insultaban a los religiosos.
Hace tres días, un sacerdote en Diriamba, que llevaba suministros para un comedor infantil, fue detenido por la Policía, quien le pide su identificación. Minutos después, fotos suyas comienzan a circular por las redes sociales con la acusación de transportar “material explosivo y armas de fuego”. Era sólo cuestión de tiempo para que de la violencia verbal se pasara a la violencia física.
El lunes, el Cardenal Leopoldo Brenes, Mons. Silvio Báez -obispo auxiliar de Managua- y el Nuncio Apostólico Mons. Stanislaw Sommertag quisieron repetir en Diriamba la gesta que los condujo a Masaya el jueves 21 de junio pasado, cuando partiendo de Managua, su presencia fue acogida triunfalmente por el pueblo e impidió la acción sangrienta de paramilitares. Pero hoy los agresores estaban envalentonados, y agredieron a Mons. Báez, en la Basílica de San Sebastián.
Tras llegar a la Basílica, famoso centro de romería debido a la veneración de San Sebastián, los sacerdotes y los obispos intentaron primero dialogar con los fanáticos del gobierno en el atrio del templo. Al ver que era imposible entablar una mínima comunicación, el arzobispo Bremes junto a monseñor Báez y el Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag oraron y luego trataron de entrar por la puerta trasera del templo, dónde también fueron seguidos por la turba orteguista.
Tras ingresar los obispos y el Nuncio Apostólico al templo, se armó un forcejeo entre los simpatizantes del gobierno, quiénes intentaban entrar para profanar el templo, y los sacerdotes católicos, quiénes resistían el ataque como valla humana.
Tras ser superados en número, parte de la multitud entró al templo, profanándolo y gritando consignas del partido de gobierno, vivas al régimen y asediando a periodistas independientes que acompañaban a los sacerdotes y obispos.
Los medios locales se preguntan: ¿Cuánto habrá facilitado esa agresión las palabras del presidente nicaragüense del sábado pasado, quien se pronunció en un acto público contra ciertas “instituciones religiosas”? Lo cierto es que después de esa alusión, Mons. Báez habló en homilía del clima que se estaba creando contra la Iglesia.
Ayer, Monseñor escribió en su twitter: Asediado por una turba enardecida que quería ingresar a la Basílica San Sebastián en Diriamba, fui herido, golpeado en el estómago, me arrebataron las insignias episcopales y agredido verbalmente. Estoy bien gracias a Dios. Se liberó la basílica y a quienes allí estaban.
A la par de la agresión al Obispo -quien está seguro, y confiado en la ayuda de Dios- también fue agredido en el cuello Mons. Miguel Mantica. Los periodistas fueron violentados físicamente y los agresores les robaron cámaras y celulares.
Triste constatar la delicada situación de Nicaragua. Ese día, intentaron nuevamente contener a la multitud, y se inició un momento de máxima tensión que terminó en el vapuleo y agresión física de varios sacerdotes, y del ataque con arma blanca que sufrió Monseñor Silvio Báez, a quien le hirieron con una navaja en el brazo, manchándole la sotana blanca de sangre.
El Nuncio Apostólico y su secretario, fueron ofendidos verbalmente, pero no agredidos de manera física por la turba orteguista, posiblemente alertados por quienes organizaron el acto irrespetuoso y profanador, de las implicaciones que tendría para el régimen de Ortega el que se golpeara al que en todos los efectos, es un embajador acreditado en el país centroamericano.
También recibió golpes el arzobispo Leopoldo Brenes, según reportó Radio Católica de Nicaragua, la cadena radial de los obispos.
Diriamba y Jinotepe, denominadas “las ciudades gemelas”, ubicadas en la meseta que se interpone entre la ciudad de Managua y el Océano Pacífico, fue objeto el fin de semana de un despiadado operativo de limpieza perpetrado por la Policía antimotines y fuerzas de choque armadas del régimen de Ortega, quienes a punta de sangre y balas, destruyeron las barricadas de la población que protestaba contra el gobierno.
En Diriamba, fueron asesinados 14 pobladores y en Jinotepe simpatizantes del gobierno profanaron la parroquia Santiago, destruyendo mobiliarios, medicinas, imágenes religiosas y cuanto se encontraba en dicho sitio.
La agresión de la caravana episcopal siembra dudas sobre la continuación del diálogo nacional. “Hemos sentido la fuerza brutal contra nuestros sacerdotes. Hemos ido a las parroquias para consolara nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento y hemos recibido agresión”, expresó el arzobispo de Managua.