El anexo 7 de los Acuerdos de Dayton, que tenía como objetivo regular el retorno de todos los refugiados y desplazados, no se aplicó. Los Acuerdos también estipulaban que Bosnia y Herzegovina y la comunidad internacional ayudarían política, jurídica y materialmente a los que volvieran. Esto no ocurrió en el caso de los croatas. He tenido en mis manos los documentos que decían: «tantos millones para los serbios expulsados, tanto para el regreso de los bosníacos». Y luego tan solo una frase: «el regreso de los croatas bosnios no existe». Así que no conseguimos nada por ese lado.
¿Qué importancia tiene para ustedes la ayuda de Ayuda a la Iglesia que Sufre?
Si hay una Iglesia necesitada en Europa, esa es la nuestra. En mi diócesis de Banja Luka, el 95% de los edificios de la Iglesia fueron destruidos o gravemente dañados durante la guerra. «Ayuda a la Iglesia que Sufre» ha ayudado especialmente en la reconstrucción. Lo mismo se puede decir de muchos otros proyectos que han apoyado. Pero también es importante que ACN comprenda nuestros problemas, que nos escuche y que podamos contar con su comprensión en el futuro. Que Dios bendiga a todos los benefactores que invierten aquí, en una causa de Dios. ACN no es un asunto de obispos y sacerdotes, no es un asunto de una comunidad, es un asunto de Dios.
Para ACN, Bosnia-Herzegovina sigue siendo un país prioritario en el sureste europeo. Apoyamos principalmente la necesaria renovación de iglesias, conventos y casas parroquiales, también sostenemos el trabajo pastoral equipando a los sacerdotes con vehículos para que puedan atender sus extensas parroquias. Ayudamos así mismo regularmente la formación de seminaristas y novicias. Solo en 2021, se finaciaron 48 proyectos con un volumen total de 738.644,29 euros.