Según el Cardenal Vinko Puljic, Arzobispo de Sarajevo, hasta 10.000 católicos abandonan Bosnia-Herzegovina cada año. La capital, que antaño hacía tanto alarde de su carácter multiétnico, albergaba una población de 35.000 croatas antes de la guerra, cifra que actualmente ha quedado reducida a la mitad. En total, según datos no oficiales de la Iglesia católica, en las cuatro diócesis de Bosnia-Herzegovina no quedan más de 380.000 católicos.
Por otro lado, el número de musulmanes que llegan a Bosnia procedentes de Turquía o los Estados del Golfo ha aumentado rápidamente en los últimos diez años. Los centros comerciales construidos por inversores árabes, así como los llamados Centros Árabes, han surgido en toda Bosnia y, si la construcción continúa a buen ritmo, la capacidad de alojamiento pronto alcanzará las 100.000 personas. Según los datos de 2018 publicados por la comunidad musulmana local, en el país hay 1.912 mezquitas, de las cuales 554 se construyeron o reconstruyeron después del fin de la guerra.