La visita a Tailandia también es simbólica puesto que el reino celebra los 350 años de la primera misión católica en el país, establecida por el papa Clemente IX.
"El papa viene aquí para celebrar el 350º aniversario de la presencia católica en Tailandia. Es muy importante", dijo Joseph Anucha Chaiyadej. "Los católicos no son muy numerosos en este país, pero la influencia del catolicismo es muy importante, sobre todo en la educación, en las obras de caridad. Este viaje es una buena cosa para el conjunto de los tailandeses", agregó.
Para Ana Rosa Sivori, una de las primas del pontífice, misionera desde hace más de 50 años en Tailandia, esta visita "muestra su voluntad de intensificar el diálogo entre las otras religiones". "Estaré a su lado durante toda su visita en Tailandia", añadió.
La segunda escala de este viaje es Japón, un país donde sólo unas 450.000 personas son católicas, de los 127 millones de habitantes que tiene el archipiélago.
El viaje del Papa a Japón es muy simbólico ya que visitará Hiroshima y Nagasaki donde, en agosto de 1945, la bomba atómica dejó 140.000 y 74.000 muertos respectivamente.
Pero es mucho más que eso. Es un deseo hecho realidad. Vatican News, así lo informa.
El pontífice ha expresado en varias ocasiones su fascinación por Japón, a donde durante su juventud quería viajar como misionero, un proyecto que tuvo que abandonar tras una operación en el pulmón. Así lo manifestó en el libro-entrevista “El Jesuita”. Dice:
"Con el tiempo surgió el deseo de ser misionero en Japón, donde los jesuitas siempre han hecho un trabajo muy importante".
Es el 2010. El arzobispo de Buenos Aires ve acercarse sus 75 años, una edad en la que se presenta la renuncia al cargo pastoral. Con los periodistas argentinos Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, acepta hacer un primer balance de su vida. Y recordando su juventud y el espíritu que lo anima cuando decide ingresar a la Compañía de Jesús, inmediatamente indica la importancia que la dimensión misionera tiene en su elección, una parte integral del ADN del ser jesuita. Un deseo que el joven Jorge Mario Bergoglio verá ahora hecho realidad en su próximo viaje apostólico, se convertirá en peregrino, pero también en misionero en la Tierra del Sol Naciente, después de haberlo visitado en 1987.