Una semana de fiesta se vivió en Irlanda. Durante estos días Dublín se llenó de alegría y se mezclaron los trajes típicos de las familias visitantes con la alegría de los propios irlandeses.
Eucaristías, seminarios, conferencias, diálogos y presentaciones de libros fueron la tónica en el recinto ferial que clausuró con la Eucaristía presidida por el Papa Francisco.
El sábado se llevó a cabo el Festival de las Familias y conocimos casos muy bonitos que iremos compartiendo con uds. durante estos días.
A lo largo de la estructura donde se llevan a cabo las sesiones del Encuentro Mundial de las Familias, hay varios eventos paralelos, que incluyen actividades para niños y para adolescentes y exhibiciones a pequeña escala. Uno de ellos, está organizado por Ayuda a la Iglesia que Sufre.
El stand de ACN incluye una fotografía de una iglesia en Qaraqosh en la Llanura de Nínive, en el norte de Irak, que fue destruida por ISIS. Se muestran varios objetos utilizados para dispensar los sacramentos y que fueron recuperados después de que se liberó el área a fines de 2017, incluido un cáliz que había sido utilizado por terroristas islámicos para prácticas de tiro.
“La exhibición está destinada a ser un testimonio de la vida y la fe de personas de todo el mundo”, dijo Michael Kinsella de ACN Ireland a Crux. “Queremos concienciar sobre el hecho de que la mayoría de los cristianos siguen siendo arrojados a los leones en el Coliseo, todavía viven en las catacumbas”.
Con la exposición, dijo, quieren asegurarse de que quienes la atraviesan tomen conciencia del hecho de que la Iglesia en Occidente y la Iglesia en Medio Oriente, África o Asia son la misma Iglesia. Cuando los que están en una región sufren, los que están en la otra sufren también, y cuando la Iglesia en una región afirma su fe, “debemos ser afirmados”.
“Parte de la razón de esta exposición es asegurarse de que los fieles irlandeses, que están pasando por una catarsis espiritual en este momento, y no en el buen sentido, sean conscientes de lo que la gente soporta incluso para reconocer el nombre de Cristo, su fe en él: incluso el solo decir su nombre puede llevar a la pena de muerte “, dijo Kinsella.