En situaciones como esta, la gente siente hambre y sed, y no sólo de comida y agua, necesita también de sustento espiritual. A pesar de las dificultades, nuestros hermanos y hermanas de Myanmar no han dejado de practicar su fe, por el contrario, sabemos que la santa misa y la comunión, a veces distribuida puerta a puerta, siguen siendo un gran consuelo para los fieles. Qué alivio deben sentir esas familias cuando, en lugar de un escuadrón armado, abren sus puertas a un sacerdote que, como el Buen Pastor, arriesga su propia vida para visitar a sus fieles.
El 1 de febrero, ACN hace un llamado a la oración por todos los sacerdotes, religiosos y catequistas que acompañan a los fieles en su huida de los peligros que amenazan su vida para proporcionarles acompañamiento pastoral y apoyo sacramental. Pedimos a Dios que apoye a todos ellos para que continúen con su misión de amor y sacrificio por el pueblo, independientemente de su fe, raza y lugar de origen.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el 17 de enero de 2022 el número oficial de desplazados dentro de Myanmar, como consecuencia del conflicto armado y de los disturbios desde el 1 de febrero de 2021, era de 405.700. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas estima que el número de birmanos en riesgo de pobreza aumentará a 25 millones durante 2022, de los cuales, alrededor de 14,4 millones necesita ayuda humanitaria.
Un año después del golpe militar en Myanmar, pidamos a Dios para que mueva los corazones de aquellos que pueden ayudar a las personas que sufren y a los desplazados internos, para que les proporcionen ayuda humanitaria básica. Recemos también por el respeto a la vida y por la inviolabilidad de los lugares de culto, hospitales y escuelas.
Los obispos de Myanmar -ya sea de forma individual, colectiva, o con representantes de otras religiones- han pedido en repetidas ocasiones que se ponga fin a la violencia y se retome el diálogo. Especialmente han pedido oración. Desde el principio, el pueblo y la iglesia de Myanmar han estado acompañados por la compasión y la oración de la Iglesia universal. Durante la bendición Urbi et Orbi el día de Navidad, el Santo Padre volvió a pedir una vez más oraciones por Myanmar.
ACN se hace eco de esta petición y pide a sus benefactores que unan sus voces en oración por esta intención en el día del primer aniversario. La paz es lo que más necesita este país, que ha soportado tanto sufrimiento durante su historia.
ACN agradece a todas las personas de buena voluntad, benefactores y amigos que se unan a este llamado.