Hace algunos meses celebramos los 30 años de la caída del Muro. El año 1990 fue también decisivo para Rusia y la labor de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) en ese país. ¿Recuerda su primera visita a la Fundación?
Llegué a Alemania por primera vez exactamente cuando cayó el Muro. Recuerdo que para conseguir el visado, tuve que hablar con el KGB. El funcionario me dijo: Sabe que va a un país capitalista, tenga precaución. Tenga cuidado de que no le convenzan. Cuando inicié el viaje, todo estaba lógicamente como era hasta 1989. Me dirigí a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) justo el día anterior al 9 de noviembre, tomé el tren pasando por Berlín. El muro todavía seguía en pie. Al día siguiente, todavía de camino a ACN, pude ver en la televisión cómo caía el muro. ¡Fue toda una coincidencia!
Hasta entonces, la comunicación con el mundo occidental no era precisamente fácil… ¿Cómo es que conocía la fundación ACN?
En el año 89 llegaron algunos periodistas hasta Sarátov, a orillas del Volga; allí un periodista católico me habló de ACN. En aquel entonces había comenzado a construir una iglesia en Marx del Volga, por eso me interesaba hablar con ellos; pero no conseguí terminar de construirla porque el papa Juan Pablo II me trasladó a Siberia. Mi sucesor siguió construyéndola en 1991.
¿Fue esa iglesia el primer proyecto que realizó con Ayuda a la Iglesia que Sufre?
No, esa fue la ocasión para la primera visita a ACN; así comenzó todo, pero el primer proyecto llegó más tarde, cuando ya estaba en Novosibirsk, en Siberia. Yo era el obispo de toda Siberia. El Nuncio me consagró y me dirigí directamente a Novosibirsk. En aquel entonces no había ni una sola iglesia allí, no teníamos absolutamente nada.
¿No había nada, ni siquiera una parroquia?
Bueno, sí. Había una parroquia en Novosibirsk, una para una ciudad de un millón y medio de habitantes, una metrópoli. Viví casi dos meses en un apartamento, invitado por un movimiento católico que lo acababa de comprar. En ese momento no teníamos medios, ni relaciones con otras diócesis del mundo. Yo era como un estudiante del primer curso, que no sabe nada de números, pero tiene que hacer matemáticas y no sabe nada de la materia.