El mundo se conmovió con las crudas escenas de la guerra y desde todas partes han abierto su corazón y brindado ayuda. Los países vecinos abrieron sus fronteras y son millones los que salieron del país buscando refugio en Polonia y Alemania, además de otros países, pero son más los que tuvieron que buscar seguridad en su propio país desplazándose a lugares más seguros. Y es con ellos donde ha estado la labor de la Iglesia que ha debido ser consuelo y acompañamiento, pero también han tenido que cumplir otros muchos roles: cocineros, choferes, médicos, profesores, y todo lo necesario cuando los conventos, parroquias y escuelas se convierten en albergues para miles de familias.
Lee nuestro reportaje del 20 de febrero y podrás encontrar las cifras de la ayuda brindada por ACN a la Iglesia de Ucrania.
Gracias a la generosidad de nuestros donantes, este año de guerra hemos apoyado 292 proyectos, acompañando la labor de 7.447 sacerdotes y religiosas que se quedaron en el país para ayudar al prójimo; también acogimos a 2.247 refugiados; facilitamos 205 generadores para enfrentar la falta de energía; adaptamos 231 cocinas para alimentar a los desplazados; donamos 80 autos para repartir ayuda y trasladar a la gente...
Son cifras importantes, pero la emergencia continúa y no podemos dejar abandonados a todos los que necesitan de ayuda y ven que sus fuerzas -después de un año de privaciones- disminuyen. Sorprende su valentía y la de quienes los apoyan. En ellos es posible ver que son sostenidos por su fe, una fe que no pocos conocieron precisamente por este conflicto.
"Que Dios os bendiga a todos por vuestra ayuda y donativos, para que tengamos algo que compartir con los demás. Que Dios os lo pague!", dice monseñor Jan Sobiło, obispo auxiliar de Kharkiv-Zaporizhia.
La verdad es que Gracias es la palabra que más escuchan los enviados especiales de ACN que han estado desde el primer día atentos a las necesidades de la Iglesia en Ucrania. Un gracias que nosotros extendemos a cada uno de nuestro benefactores.