Ucrania: ACN Ayuda a las religiosas que han acogido en su convento a desplazados por la guerra
AL igual que el convento de estas hermanas, cientos de parroquias, seminarios, residencias y monasterios de la Iglesia en Ucrania se han convertido en centros de refugiados. Ahí se les acoge, alimenta, abriga, escucha, consuela y anima... Lo más importante: se mantiene viva la esperanza. Los centros de acogida de la Iglesia son un oasis de paz en medio de la guerra y ACN trabaja para darles todo lo que necesitan para seguir con las puertas abiertas.
76 personas que han huido de las zonas asediadas han encontrado refugio en el convento de las Hermanas de la Sagrada Familia de Hoshiv, en Ucrania occidental. Las religiosas han puesto a su disposición hasta el último rincón que estaba libre. En la actualidad, estas personas se están recuperando del miedo que pasaron.En estos momentos lo más importante es el apoyo psicológico. Las religiosas les escuchan, les dan apoyo espiritual y, si los desplazados así lo desean, les hablan de la fe y les ofrecen catequesis. Estos refugiados colaboran en la cocina y en la casa; así se distraen y disponen de una rutina diaria y una tarea a la que dedicarse. A menudo, la vuelta a una cierta normalidad ya supone una importante contribución a la curación psicológica.
La Hna. Yefrosynia, Superiora General de la congregación, nos escribe: “Podemos acoger hasta 160 personas, y para ello hemos liberado espacios en salas de conferencias, aulas y salas contiguas. Sin embargo, un número tan elevado de personas repercute significativamente en el consumo de recursos para la vida cotidiana como luz, gas y agua. En consecuencia, los costes aumentan mucho, sobre todo en otoño e invierno, cuando los días son más cortos y se necesita más luz y hay que calentar las habitaciones”.
Estas religiosas se ganan la vida principalmente impartiendo catequesis en las parroquias, pero ahora, durante la guerra, apenas tienen ingresos. Por eso nos piden ayuda para poder seguir alojando y atendiendo a los desplazados.
Nosotros les hemos prometido $ 27.073.500 (30.000 euros), y la Hna. Yefrosynia y sus compañeras nos han agradecido de antemano la ayuda: “Les damos las gracias por vuestras palabras de apoyo, por vuestras numerosas oraciones por la paz y el fin de la guerra y por vuestra disposición a ayudar. Que el Señor misericordioso se apiade de nosotros y del mundo entero y evite una tragedia para toda la humanidad, perdone nuestros pecados y recompense a nuestros benefactores por su compasión y sus sacrificios”.