«"Perdónalos, Señor", ¡cuántas veces hemos tenido que repetir estas palabras, sobre todo en los últimos años!» dice la hermana Jihanne Attalah, religiosa de las Hermanas de la Caridad de Sainte-Jeanne-Antide-Thouret de Damasco, vísperas de la celebración de la Navidad en medio de un ambiente de más de diez años de guerra en Siria.
«De un día para otro, nos vimos obligados a abandonar nuestra hermosa, grande y recién construida escuela en la carretera al aeropuerto de Damasco» recuerda con algo de tristeza la hermana Jihane. La escuela de Al-Riaya que la congregación tiene a las afueras de Damasco, se convirtió en un teatro de guerra. No sólo perdieron la escuela, sino también a seres queridos. «Hemos perdido a un joven profesor y a una joven alumna, por no hablar de los heridos», cuenta la religiosa a la fundación internacional Ayuda a la iglesia que Sufre (ACN).
Una de las alumnas de la escuela, Christine de 15 años, volvía a casa después del colegio con una compañera de clase. A causa de una bomba que estalló en el camino, perdió un pie y a su amiga. La hermana Jihane, dijo que cuando Christine estaba en el hospital y un canal de televisión la entrevistó, la joven con voz tranquila respondió: «Que el Señor les perdone, eso es todo lo que puedo decir».