Las religiosas contemplativas se dedican enteramente a la oración y a presentar las necesidades del mundo entero ante Dios. Esta vida contemplativa en clausura les dificulta ganarse el sustento, y es por ello que Ayuda a la Iglesia que Sufre apoya a religiosas contemplativas en todo el mundo como, por ejemplo, a las Carmelitas Descalzas de Sofía, la capital búlgara.
En la época comunista, la Iglesia en Bulgaria fue expropiada, y los sacerdotes, religiosos y creyentes sufrieron una fuerte persecución. Sólo las iglesias y una franja de dos metros en torno a ellas quedaron en posesión de la Iglesia. Las Carmelitas no vieron otra opción que permanecer hacinadas durante cuarenta años junto a las Hermanas de la Eucaristía en la galería de una iglesia, y algunas de ellas fueron incluso detenidas e interrogadas. No obstante, los comunistas no lograron aniquilar su vocación y su profunda fe.
Tras la caída del comunismo, en 1995, el Carmelo de Sofía fue reconstruido gracias a la ayuda de nuestros benefactores y, entretanto, se ha convertido en un centro espiritual: muchos fieles acuden a la Santa Misa y a la Liturgia de las Horas celebradas en la iglesia del convento, y hay una gran demanda de retiros y ejercicios espirituales.