Restauración pese a las dificultades económicas
El padre Jacques Mourad, quien fuera rector del santuario durante su destrucción y quien fue también secuestrado durante largos meses, relata el intenso trabajo realizado con la esperanza de ver florecer de nuevo a San Elián. Un trabajo realizado en medio de las dificultades «ligadas a la situación económica de nuestro país debido a las sanciones impuestas».
Los trabajos de restauración del monasterio -cuenta el padre Jacques- comenzaron en marzo con la construcción de un muro alrededor de la zona arqueológica, que antes de la guerra incluía también la antigua cripta y la tumba del santo. Los trabajos continuaron con la búsqueda y recogida de piedras antiguas entre las ruinas que aún se encuentran dispersas por el monasterio y que podrían utilizarse en la reconstrucción. Luego vino la reconstrucción de la cripta y la restauración de la tumba con la recuperación de los fragmentos antiguos encontrados.
El deseo – confía el padre Mourad – era «celebrar la fiesta de San Elián en el monasterio, y traer las reliquias del Santo», que habían sido encontradas y recogidas por el propio padre Jacques cerca de la tumba profanada y habían sido puestas a salvo en Homs. «Reliquias – continúa el sacerdote – que tienen un gran valor para todo el pueblo de Quaryatayn, donde se encuentra el monasterio: tanto para los que aún viven allí, como también para los que están en campos de refugiados y los que abandonaron el país para buscar un futuro mejor para sus hijos».
Cristianos y musulmanes juntos
El pasado mes de agosto, la iglesia, que había sido incendiada por los yihadistas, fue reparada y dotada de un nuevo altar: una restauración que se ha llevado a cabo sin eliminar por completo el negro de humo de las paredes, para que incluso en ese lugar de culto y oración queden huellas visibles de esa etapa de la historia reciente. Algunos jóvenes amigos musulmanes también se esforzaron por llevar a cabo juntos los últimos preparativos. Finalmente, el 9 de septiembre, día de la fiesta de San Elián, llegaron más de 350 personas en autobús procedentes de Damasco, Nabek, Homs, Sadad y Maskané, así como numerosos sacerdotes católicos sirios de todo el país.
A la ceremonia de re-consagración, presidida por Youhanna Jihad Battah, arzobispo siro católico de Damasco, asistió como invitado especial Mor Timotheos Matta al Khoury, arzobispo siro ortodoxo de Homs. Los dos obispos -cuenta el padre Jacques- ungieron con óleo la cripta reconstruida y la iglesia restaurada. Así, la ceremonia de consagración se convirtió en «una formidable ocasión para vivir la comunión entre las dos Iglesias hermanas», que en el pasado habían experimentado períodos de conflicto en torno a la propiedad del convento durante 200 años. Un asunto que había dividido a las dos comunidades, a pesar de que a veces los miembros de las dos parroquias pertenecían a las mismas familias.