“Tenemos parroquias prácticamente destruidas, sacerdotes que viven situaciones difíciles porque han tenido que abandonar sus misiones con las manos vacías. Los niños, los ancianos y otras personas están muy necesitados; de todo esto no podemos ocuparnos nosotros solos”. En algunos lugares se ha aconsejado a los misioneros que se retiren a zonas más seguras. “Pido al mundo que, por favor, no se olvide de Cabo Delgado”, añade. ACN se compromete con nuevas ayudas Mozambique es un país predominantemente cristiano, excepto en el norte, donde los musulmanes son mayoría. Muchos de los desplazados internos no son cristianos. Sin embargo, incluso allí donde es minoría, la Iglesia ha sido un foco de ayuda y estabilidad para todos los afectados por la violencia en las regiones del norte. “Las parroquias y las comunidades religiosas siguen siendo espacios de ayuda. Están presentes cuando llegan las personas, las acogen, les ofrecen comida, refugio, asistencia espiritual y apoyo psicosocial”, dice Mons. António Juliasse. El nuevo obispo de Pemba muestra su agradecimiento a Ayuda a la Iglesia que Sufre, que ha seguido atentamente la situación, tanto difundiendo información sobre la crisis como prestando ayuda inmediata. Respecto de la concesión de nuevas ayudas para los refugiados, añade: “Aunque la intervención militar generó cierta esperanza de que las personas pudieran volver a sus lugares de origen, eso sigue siendo una realidad muy remota”.