El fin de semana estallaron episodios de violencia en Sokoto a raíz del horrible asesinato de Deborah Samuel Yakubu. Deborah, que pertenecía a la Iglesia evangélica “Winning All”, fue apedreada y luego quemada, después de haber regresado de las vacaciones a clases. Un grupo de estudiantes la atacó debido a mensajes supuestamente blasfemos que habría enviado en un grupo de WhatsApp de estudiantes.
Después de que dos personas fueron arrestadas por su asesinato, grupos de manifestantes atacaron lugares cristianos en diferentes lugares de la capital del estado de Sokoto, según un comunicado oficial de la diócesis local.
“Durante las protestas, grupos de jóvenes, liderados en un segundo plano por algunos adultos, atacaron la catedral católica de la Sagrada Familia en Bello Way. Destruyeron los vidrios de la iglesia, los del despacho del obispo Lawton, y vandalizaron un bus de la comunidad que estaba estacionado en el estacionamiento de la iglesia. La iglesia católica de St. Kevin también fue atacada y parcialmente quemada. Las ventanas del nuevo complejo hospitalario en la misma zona quedaron destrozadas", dice el comunicado. El documento añade que los delincuentes “también atacaron el Centro Bakhita [...], quemando allí un autobús".
De acuerdo con medios locales, los manifestantes habrían sido intencionalmente engañados para que pensaran que los líderes católicos, como el obispo Matthew Kukah, eran responsables de las acciones de Deborah Yakubu. Sin embargo, de acuerdo con el comunicado enviado a la fundación internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), los rumores de que la residencia del obispo fue atacada no han sido ciertos. Las protestas no se cobraron vidas.
En respuesta a estos actos de violencia, el obispo Kukah hizo “un llamamiento a los cristianos para que sigan respetando la ley y recen por la vuelta a la normalidad", y felicitó a las autoridades locales y a la policía por su labor de dispersión de la multitud "antes de que pudieran causar más daños".