Esta centralización es una carga particular para el 75% de la población cristiana, que se ha trasladado de sus pueblos a la región de Beirut para encontrar trabajo. El actual sistema electoral exige que estos cristianos se desplacen a sus localidades de origen para votar, lo que supone una importante carga económica que reduce los votos cristianos. Este sistema favorece a los candidatos ricos que pueden pagarles a sus partidarios la gasolina para desplazarse a sus lugares de origen para votar.
Muchos en la Iglesia creen que la descentralización estimularía el desarrollo económico y la creación de riqueza en todo el Líbano, no solo en Beirut, y que eso beneficiaría a todos los libaneses -musulmanes y cristianos- por igual.
‘Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha hablado recientemente con el arzobispo melquita de Trípoli, Mons. Edward Daher, sobre las próximas elecciones. Muchos de los miembros de su diócesis se han trasladado del centro de Trípoli a los suburbios, donde ACN le está ayudando a construir una nueva catedral para dar ánimos a esa población cristiana. El arzobispo ha dicho:
“La diversidad política entre los partidos cristianos es necesaria para lograr soluciones y resultados democráticos. En consecuencia, los políticos cristianos están divididos en relación con el futuro del Líbano y las mejores estrategias para proteger a los cristianos.
“La Iglesia quiere que el Líbano sea verdaderamente independiente y que el Gobierno libanés tenga plena autoridad sobre todo el país. Queremos igualdad y prosperidad para todos los libaneses, independientemente de su religión. Apoyamos la plena aplicación de la Constitución, especialmente en lo que respecta al reparto del poder político al 50% entre cristianos y musulmanes (independientemente del tamaño de dichos grupos de población) y queremos la descentralización del Gobierno.