Un gesto inolvidable
En abril de 2019, el papa Francisco sorprendió al mundo cuando se inclinó a besar los pies del presidente Salva Kiir y sus hasta entonces opositores políticos, recién denominados vicepresidentes, Riek Machar y Rebecca Nyandeng, que participaban en un retiro espiritual en el Vaticano. Este gesto se recuerda hasta hoy en Sudán del Sur.
La paz, sin embargo, sigue siendo frágil.
“Hace unos días”, señala la misionera, “atravesamos un periodo de fuerte tensión y la guerra estuvo a punto de estallar de nuevo. Uno de nuestros líderes eclesiales se dirigió al presidente y al vicepresidente y les preguntó: ‘¿No recordáis el gesto del Papa? Entonces dijisteis públicamente que eso había cambiado vuestras vidas, que ya no habría más guerra en Sudán del Sur’. Fue ese recuerdo, ese gesto, lo que llevó a estos líderes a alcanzar un nuevo acuerdo, a dialogar una vez más, a dar un paso más hacia una paz duradera”.
La visita del Papa en julio llega en un momento muy importante para el país, pues hay elecciones previstas para diciembre. No obstante, ahora toda la atención se centra en el Santo Padre y garantizar que el viaje se desarrolle sin problemas. Para poder ver al Papa, la Hna. Beta tendrá que desplazarse a Yuba, lo cual implica realizar un viaje “caro y peligroso”, pero que ella “emprenderá con gusto”.
“Mis expectativas ante el viaje del Papa es que la gente entienda que la paz es posible, que la paz es algo bueno, que es la única manera de desarrollar este país, de que las escuelas y los hospitales sigan funcionando, de que los sursudaneses crezcan como profesores, médicos, pilotos, ingenieros,... y que estén en condiciones de cuidar en paz de su propio país”.