Photo: The refugees found shelter and help in the new Benedictine convent monastery in Solonka near Lviv The contemplative Benedictine nuns fled from Zhytomyr out of fear to their newly built monastery in the village of Solonka near Lviv. There they take care of many refugees. War in Ukraine 2022.
Una de las familias alojadas en Solonka es la de Roman y Anna, que tienen un bebé de un mes y otro niño de siete años.
Son de Kharkiv y aguantaron allí diez u once días después de que comenzó la guerra, pero luego la situación empeoró y decidieron irse. Ya habían hecho las maletas que estaban en el pasillo, cuando un misil golpeó la casa. “La casa comenzó a arder, todos los cristales de las ventanas volaron”, cuenta Roman a ACN. Pensaron que no iban a poder salir porque la vivienda se llenó de humo negro. El misil había golpeado también la casa de los vecinos, causándoles más daños. En la calle, todos corrían sin rumbo para alejarse lo más posible de la casa, ya que había riesgo de fugas de gas. Tomaron a los niños y el equipaje y echaron a andar. Finalmente, pararon un auto que los llevó a casa de la madre de un amigo. “Pero allí también había bombardeos, sobre todo de noche, fue terrible. No podíamos dormir por la noche y los niños estaban nerviosos”, recuerda Roman. Decidieron ir a Lviv en el tren que transportaba refugiados. Cuando llegaron , se dieron cuenta de que lo que habían leído en internet era cierto: la ciudad estaba superpoblada y no había alojamiento disponible. Anna encontró sitio en el suelo de una habitación para madres e hijos, pero eso no era lo que ella quería porque el bebé era muy pequeño. Estaban frustrados e iban de un lugar a otro, pero nadie podía decirles nada. Se sentaron en un banco con los nervios destrozados.