¿Qué interés tendrían las autoridades de Sri Lanka en no advertir a la población de que podía producirse un atentado?
El informe de la Comisión Parlamentaria plantea la posibilidad de que pensaran que esa información podría crear caos en el país y un determinado candidato electoral solo saldría ganando si prometía estabilidad y seguridad a la población.
Ese candidato electoral es el actual presidente de Sri Lanka.
Podemos sumar dos y dos.
¿Cuál es su petición?
Queremos vivir la verdad. Queremos que se implemente el informe de la comisión. Y hay algunos puntos en los que la comisión recomienda que se siga investigando, nosotros queremos que así se haga. Si eso no ocurre, no tenemos otra opción que acudir a la comunidad internacional. Nos estamos quedando sin otra alternativa.
¿Cómo soporta usted esta carga?
Es una situación difícil. Debemos rezar sin descanso y rogar al Señor que nos ayude. A veces, en esta lucha, me siento un poco como el Moisés impotente que intentó sacar a su pueblo de Egipto cruzando el mar. Lograr de alguna manera justicia para nuestra gente no significa vengarse, sino averiguar quién lo hizo realmente y por qué. No hubo provocación alguna, las víctimas nunca hicieron mal a nadie.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Lo más importante es rezar, porque el Señor es más poderoso que nadie. El Señor puede otorgarnos justicia a través de la oración. La oración continua es importante para nosotros y también un espíritu de solidaridad y compasión, pues en esos atentados no solo murieron esrilanqueses, sino también varios americanos y varios europeos: hubo 47 personas asesinadas procedentes de 14 países y 82 niños. La sangre de todas estas personas clama al cielo pidiendo justicia. Y como pastor de esta gente represento a Dios. Tengo que ponerme del lado de Jesucristo y del lado de los pobres y de los que no tienen voz para que se haga justicia, por eso pido a todos que recen por nosotros y que se solidaricen con nosotros.