A pesar de la deprimente situación, también se vislumbran pequeños rayos de esperanza. “Las religiosas reciben mensajes de todo el mundo diciendo que la gente piensa en ellas y reza por ellas, también experimentan una gran solidaridad por parte de los amigos y vecinos del convento, a pesar de que estos también se vean muy afectados”, informa la jefa de proyectos de ACN.
Las religiosas describen que ahora sienten la oración de los Salmos en su propia carne, informa Kaczmarek: “Los ruegos por protección de la guerra y las promesas de la cercanía de Dios les infunden fuerzas”. Una de las hermanas cuenta que nunca ha rezado tantos rosarios como ahora.
ACN ha contribuido a financiar la construcción de su convento y ha prestado un apoyo continuo, durante muchos años, con ayudas al sustento a estas religiosas, que agradecen a ACN su solidaridad y cercanía. La fundación pontificia internacional ha pedido a los conventos contemplativos de todo el mundo que recen por Ucrania. Un apoyo que no pasa desapercibido pese al miedo a morir en medio de los combates en Ucrania, señala Kaczmarek tras sus conversaciones con las hermanas: “Este apoyo hace que se sientan parte de la Iglesia y acompañadas por mucha gente”.
En respuesta al estallido de la guerra en Ucrania, la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha preparado un paquete de ayuda de emergencia por valor de 1,3 millones de euros. Según ha señalado el presidente ejecutivo de ACN, Thomas Heine-Geldern, esta ayuda beneficiará a los sacerdotes y religiosos que trabajan en parroquias, orfanatos y residencias de ancianos y que se ocupan de los desplazados en todo el país.