Desde que comenzó la invasión rusa en Ucrania, ACN se ha movilizado para ayudar a los sacerdotes y religiosas que asisten a los civiles. Han sido meses de trabajo constante que han ayudado directamente a decenas de miles de personas. Pero nuestra misión con las personas que sufren continúa...
Los primeros recuerdos siempre son muy impactantes. Así sucede con Mons. Vasylij. El primer día de la invasión de las tropas rusas, se despertó con el estruendo de las explosiones de las primeras bombas que cayeron sobre la ciudad de Kharkiv. En ese mismo momento, el obispo Vasylij Tuchapets decidió que tenía que ir a la catedral para organizar los primeros auxilios para ayudar a las personas que pedían ayuda.
El Obispo decidió que todos los sacerdotes permanecieran en sus parroquias, como soldados de paz que no abandonan sus puestos. Y así ha sido hasta el día de hoy. Sacerdotes, religiosas y voluntarios de la Iglesia en toda Ucrania, siguen apoyando a quienes se quedaron sin nada. Pero solo con tu generosidad podrán seguir haciéndolo.
¡Tú puedes ayudar a las víctimas de la guerra!
Con $10.500
Das ayuda de emergencia a una persona desplazada por 1 día.
Con $40.000
Das ayuda de emergencia a una familia desplazada por 1 día.
Con $115.000
Das ayuda de emergencia a una familia desplazada por 3 días.
Conventos, seminarios y otros edificios de la Iglesia han abierto sus puertas a las familias que huyen del conflicto y ACN ha ayudado en este esfuerzo. Respondiendo a las solicitudes más apremiantes, hemos enviado generadores de electricidad, estufas, hornos portátiles, autos y minibuses -indispensables para la distribución de ayuda de emergencia- pero también equipos para la renovación de cocinas, especialmente en monasterios y parroquias que comenzaron a albergar a cientos de personas.
Nuestra ayuda ha llegado a decenas de miles de personas. Los números son elocuentes: hemos apoyado a 7.447 sacerdotes, religiosas y colaboradores diocesanos para que puedan brindar asistencia a sus comunidades.
Estas cifras parecen significativas, pero no son más que un grano de arena frente a las gigantescas necesidades de un pueblo que, de la noche a la mañana, vio reducidas a escombros ciudades enteras, destruidas por sucesivos bombardeos.
ALGUNOS DE NUESTROS PROYECTOS EN UCRANIA
231 hornos portátiles
y otros equipamientos domésticos para alimentar a miles de personas.
80 autos y minubuses
para prestar ayuda de emergencia y servicio pastoral a los más necesitados.
7.447 religiosas, sacerdotes y colaboradores
diocesanos recibieron ayuda para apoyar a quienes lo perdieron todo.
Dona online o transfiere a la cta. cte. 11175-9 del Banco Santander, a nombre de Ayuda a la Iglesia que Sufre, RUT 73.537.400-1, email: acn@acn-chile.org, asunto: Ucrania.
Mons. Honcharuk, obispo de Járkov-Zaporiyia
“Estamos realmente sorprendidos por la movilización de tantas personas. Quiero agradecer especialmente a los benefactores de ACN que cumplen con su llamada a ser misericordiosos y mostrar su amor. ¡Que Dios los bendiga!”
Mons. Shyrokoradiuk, obispo de Odesa
"Gracias, Ayuda a la Iglesia que Sufre. Fueron los primeros en llamarnos y preguntar: ¿Qué hacemos?, ¿cómo podemos ayudar? Gracias por todo y sobre todo por la ayuda espiritual y material. Que Dios los recompense por todo".
REZA POR LAS PERSONAS QUE VIVEN EN UCRANIA
Ten presente al pueblo de Ucrania en tus oraciones y reza por una resolución pacífica y diplomática de las tensiones actuales. Enciende una vela en nuestra capilla virtual.
El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
Él te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.
Amén
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Que Dios los ampare.
El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
Él te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.
Amén