Al llegar fueron a buscar a un familiar, un refugiado como ellos, que había llegado al Líbano meses antes. Se les abrió la puerta de una casa que constituyó el refugio para 15 personas. Dormían por turnos, ya que no había habitaciones a las que llegar, ni camas, ni sillas, nada. Era invierno. Ni siquiera tenían abrigos para protegerse del frío. Fue entonces cuando se enteraron del apoyo que la Iglesia Católica estaba brindando a los refugiados. “¿Qué nos hubiera pasado sin esta ayuda de la diócesis?”, pregunta el padre de Majed. Después de un tiempo, unos meses, Basman Abboud encontró trabajo y llevó a la familia a una pequeña casa de dos habitaciones. Pero el dinero no alcanzaba para todo ...
Una vez más, la ayuda de la Iglesia resultó ser providencial. El proyecto “Mesa de San Juan el Misericordia”, promovido con el apoyo de la Fundación ACN, ofrece comidas a los refugiados sirios que viven en el Líbano y ahora también a las familias libanesas que han caído en la pobreza absoluta. “Estamos vivos y estamos agradecidos por todos los que han sido tan buenos con nosotros”, dice Basman Abboud, sabiendo que su familia está nuevamente en una encrucijada. "Si los libaneses no tienen trabajo y se enfrentan a una situación tan difícil, ¿Qué puede decirse de nosotros?"
Majed tiene ahora 12 años. Refugiado en el Líbano, puede contar su historia él mismo, casi con las palabras que tomó prestadas de su padre. Tiene 12 años y ya sabe lo que es pedir para sobrevivir. Falta menos de un mes para Navidad. Majed sabe que los tiempos son difíciles, pero no se ha rendido. La esperanza es realmente la última en morir.
“Me convertí en refugiado, como el Niño Jesús, que también tuvo que huir con sus padres. Mi deseo para la Navidad es que la gente piense en familias como la mía y ayude a los refugiados a esperar un futuro mejor. Feliz Navidad a todos…"