Esto debe evitarse, es un síntoma de la "cultura del descarte", "Seguramente, estos valores universalmente reconocidos deberían guiar nuestro trato a los migrantes en la comunidad local y nacional".
El Papa Francisco continúa urgiéndonos a no solo mirar lo que hacen los estados para acoger a los migrantes, sino también "qué beneficios aportan los migrantes a sus comunidades de acogida y cómo las enriquecen".
Por un lado, en los mercados de los países de ingresos medianos altos, la mano de obra migrante tiene una gran demanda y es bienvenida como una forma de compensar la escasez de mano de obra. Por otro lado, los migrantes a menudo son rechazados y resentidos por muchas de sus comunidades de acogida.
Lamentablemente, el Papa señala que "este doble rasero se deriva del predominio de los intereses económicos sobre las necesidades y la dignidad de la persona humana". Esta es una tendencia que se exacerbó durante los "cierres" de Covid-19, "cuando muchos de los trabajadores 'esenciales' eran migrantes, pero no obtuvieron los beneficios de los programas de asistencia financiera de Covid o el acceso a atención médica básica o vacunas de Covid. "
A la luz de estos dramas cotidianos, existe una "urgente necesidad de encontrar salidas dignas a situaciones irregulares", dijo el Papa.
La desesperación y la esperanza siempre prevalecen sobre las políticas restrictivas. Cuantas más rutas legales haya, menos probable es que los migrantes sean arrastrados a las redes criminales de los traficantes de personas o explotados y abusados durante su migración, dijo.
"Migrantes, visibilizar el vínculo que une a toda la familia humana, la riqueza de las culturas y el recurso para desarrollar los intercambios y las redes comerciales que componen las comunidades de la diáspora".
De ahí el llamado a la comunidad internacional para que "aborde con urgencia las condiciones que dan lugar a la migración irregular, haciendo de la migración una elección consciente en lugar de una necesidad desesperada".
La mayoría de las personas que pueden vivir decentemente en sus países de origen no se sentirían obligadas a migrar de manera irregular, dijo el Papa. Se necesitan esfuerzos urgentes para crear mejores condiciones económicas y sociales para que la migración no sea la única opción para quienes buscan la paz, la justicia, la seguridad y el pleno respeto de la dignidad humana.
El Papa Francisco concluye: "No olvidemos que no se trata de estadísticas, sino de personas reales cuyas vidas están en juego". Con esta conciencia, "la Iglesia Católica y sus instituciones continuarán su misión de acoger, proteger, promover e integrar a las personas en movimiento".