Y, a menudo, el sacerdote también puede aliviar las necesidades materiales, porque la situación en las cárceles africanas es desoladora y, por lo general, los reclusos no tienen ni siquiera lo más imprescindible. También los guardias reciben consejo y atención pastoral, lo cual es muy importante, porque existe el peligro de que el personal penitenciario no esté a la altura de su tarea y caiga en la crueldad, la arbitrariedad o la corrupción. Pero ahora el P. Chikwiri necesita urgentemente un vehículo para su tarea, porque las prisiones suelen estar ubicadas en zonas de difícil acceso, y las distancias son de hasta 50 kilómetros. Su motocicleta, de más de diez años de antigüedad -y que de por sí no era el vehículo más apropiado para estos desplazamientos- ha dejado de funcionar. Por otro lado, viajar en transporte público –cuando lo hay- es arduo y requiere mucho tiempo. Así se desperdician una energía y un tiempo preciosos que el sacerdote necesitaría para su verdadera tarea. Por ello, nosotros le hemos prometido 25.706.430 (27.000 euros) para un automóvil.