comunidades ribereñas, los 16 sacerdotes de la Prelatura tienen que hacer grandes esfuerzos para llegar a los fieles. Este es el caso del padre Bruno Nirmal, cuya misión se vio dificultada por el hecho de que su parroquia, Cristo Rey, no tiene barco. Los viajes, que pueden durar hasta 10 horas, "se limitaban a cuando teníamos algunos recursos para alquilar un barco y realizar las visitas", dice el sacerdote.
Gracias a la generosidad de sus benefactores, la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) pudo atender la petición del obispo de Itacoatiara, Mons. José Ionilton, y ofrecer un barco de aluminio a la parroquia Cristo Rey.
El primer viaje, que tuvo lugar a finales de julio, "fue maravilloso", dice el padre Bruno. "Este barco nos ayuda a estar en las comunidades ribereñas más rápidamente, lo que nos permite aumentar el número de visitas. Ya hemos estado en tres comunidades visitando hogares, haciendo formación para líderes, misas y bautizos".
"La fe de la gente es muy fuerte, tienen sed de misa, de eucaristía, de Dios. Cuando reciben la visita del sacerdote lo dejan todo y se dedican ese día a participar en la misa, en el rezo del rosario y en las formaciones, de todo corazón."
El padre Bruno no oculta su gratitud:
"En nombre de la parroquia, expreso mi agradecimiento a los benefactores de ACN por su donación. Sólo juntos podemos construir el Reino de Dios. Seguro que la recompensa de Dios será muy grande. Les aseguro que están en mis oraciones".
Monseñor Ionilton también expresa su agradecimiento:
"Pido a Cristo, Rey del Universo, muchas bendiciones para los benefactores de ACN, para que sigan ayudando a la Iglesia de la Amazonia, que tanto necesita”.
ACN recibe muchas peticiones de ayuda de la Iglesia en la región del Amazonas, una tierra de misión que depende de la dedicación de los misioneros sobre el terreno, pero también de la generosidad de quienes ayudan desde lejos, como los benefactores de ACN.