Ulrich Kny concluye: “Yo lo tenía claro: teníamos que ayudar para que las Iglesias locales pudieran mantener en pie su labor pastoral. Normalmente, en muchas diócesis, prestamos la llamada ‘ayuda al sustento’ a las religiosas y destinamos intenciones de misa a los sacerdotes para que puedan llevar una vida digna. ¡Pero ahora es necesaria no solo una ayuda al sustento, sino a la supervivencia! Los sacerdotes y las religiosas solo pueden seguir visitando a los enfermos, moribundos y necesitados -que están especialmente necesitados de asistencia espiritual en la soledad del confinamiento- si ellos mismos están adecuadamente protegidos, por eso hemos ofrecido nuestra ayuda a todas las diócesis de varios países para la adquisición de equipos de protección personal”.