Una iglesia que tiene solo 150 años, con un empuje y una vitalidad que no tiene en otros países. Con testimonios de fe que contagian y motivan vocaciones a la vida consagrada. Esa es la Iglesia que nos mostró el padre Yovane Cox, quien luego de 13 años en Centroáfrica se siente un poquito hablando de local, cuando se refiere a sus vivencias en el corazón de Africa.
Oriundo de la cuarta región, Vicuña, del pequeño Calingasta salió para ser sacerdote misionero. Una vocación que lo tiene maravillado y que le ha permitido conocer lo mejor y lo peor del ser humano.
De ello nos habló en una charla zoom realizada junto a Capellanía de la Universidad de Los Andes y en la que pudimos adentrarnos a esa Iglesia viva, alegre y confiada que se pone en manos del Señor a pesar de las muchas dificultades que vive día a día.
Su primer destino fue Ecuador y ahí, siendo todavía seminarista, preguntaron quien quería irse a Centroáfrica. Sin saber ni donde quedaba el país partió y se encontró con una realidad muy distinta a la nuestra. Donde las carencias son enormes: sin luz, sin tv, sin agua potable, sin una educación completa y una gran lista de necesidades, pero con abundancia de amor, de alegría, de agradecimiento por estar vivos.
Escucha su testimonio y comprenderás que cada uno tiene una misión en este mundo y que está en nosotros encontrarla.