párroco emérito Joseph Keke (75), secuestrado durante el ataque, fue liberado el 3 de junio.
El obispo de Sokoto, Matthew Hassan Kukah, se expresó aún más duramente en su sermón durante el velatorio del padre Bello. En ningún lugar del mundo hay tanta gente inocente "asesinada en público sin consecuencias", dijo. Kukah describió la respuesta que está dando el Estado a la población nigeriana con estas palabras: “Los ciudadanos están solos. Mantener su seguridad no es nuestra prioridad. Los bandidos extranjeros u otros criminales pueden venir a voluntad, matarte, saquearte, violarte, secuestrarte y asesinarte".
El seminario de Kaduna cerrado debido al grave peligro.
El secuestro del padre Joseph Keke y el asesinato de Alphonsus Bello han sido los últimos de una serie de ataques a los que está expuesta toda la población del norte de Nigeria. Kaduna, en particular, es uno de los focos de la violencia. La población cristiana está aterrorizada y la labor de la Iglesia se ve gravemente afectada.
El seminario de Kaduna, que ya fue víctima de un atentado y del secuestro de tres estudiantes y el asesinato de un cuarto seminarista en 2020, decidió enviar a los seminaristas a casa porque la incertidumbre es muy alta. “Tuvimos que cerrar el seminario a toda prisa. La razón: hace poco unos secuestradores se llevaron a 24 estudiantes de una universidad que está muy cerca del seminario. Mataron a cinco de ellos. ¡Queremos evitar que se repita lo que nos pasó en 2020!”, explicó a ACN el padre Habila Daboh, rector del seminario.
Pero la violencia no se está extendiendo solo en la zona norte de Nigeria. La situación de alerta roja se da en todo el país, los ataques están a la orden del día, no solo de islamistas del grupo terrorista Boko Haram o de otros grupos yihadistas, sino también de bandas criminales. Estas bandas secuestran a personas para extorsionarlas y son responsables de saqueos, violaciones y robos de ganado.