El sacerdote conoció a la fundación ACN cuando trabajaba de misionero en zonas muy remotas. Durante sus años de misionero, en el sur del país, trabajó por la reconciliación entre grupos étnicos enfrentados. También ahora, en el norte de Etiopia, después de todos los horrores que han sufrido desde noviembre del 2020, es necesario hablar a las personas de reconciliación y perdón. Sin embargo, el sacerdote apunta que las razones del conflicto y la violencia son totalmente diferentes:
“El entorno, la mentalidad, la cultura de las personas donde estaba de misionero en el sur eran totalmente diferentes. Allí, mi gente eran pastores que nunca tuvieron la oportunidad de una educación formal, nunca habían oído hablar de Jesucristo antes y vivían adorando a los ídolos, confinados a sus creencias culturales ancestrales. Conocer a Cristo les llevó a entenderse mejor”.
Tigray, en el norte, es una de las regiones más desarrolladas del país con una historia de casi 2000 años de cristianismo:
“Nuestro problema en el norte es que empezamos a ser autosuficientes y nos olvidamos del Dios verdadero. Si sacamos a Dios de nuestras vidas, llega la muerte y eso es lo que está sucediendo ahora. Es un camino totalmente diferente. Necesitamos convertirnos, regresar al Dios verdadero que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. Solo así habrá reconciliación.”
Su sueño es trabajar para lograr eso, su camino lo explica en pocas palabras: “Crear un proyecto de desarrollo de la juventud, ya que la juventud es la columna vertebral de toda la transformación de la sociedad, tanto espiritual como económicamente. La reevangelización comienza por las familias. Hay que empezar formando a los jóvenes.”
A pesar de las grandes dificultades para entrar en la zona de conflicto y la comunicación con la región, la fundación ACN está apoyando con intenciones de misas a los sacerdotes de la eparquía de Adigrat, que cubre todo el territorio de la región de Tigray. Hablando de esta ayuda, el sacerdote da las gracias a los benefactores de ACN:
“Continúen rezando y ayudándonos. Necesitamos ayuda física y espiritual. Dada la difícil situación que vivimos, la Iglesia está llamada a operar en este momento crítico más que nunca. Muchas gracias por su solidaridad y sincera preocupación en este tiempo tan dramático.”