Los últimos años vividos en la Diócesis de Pemba -años de guerra en el territorio de la provincia de Cabo Delgado, marcados por constantes ataques terroristas-, ya no se borrarán de la memoria de Mons. Luiz Fernando Lisboa. En una entrevista concedida a la fundación pontificia ACN, este Obispo, al que el Papa Francisco ha enviado ahora a una diócesis situada en el estado de Espírito Santo, en Brasil, repasa su paso por Mozambique, un país de habla portuguesa que es también uno de los más pobres del mundo.
“Mi estancia en la Diócesis de Pemba supuso para mí una gran aprendizaje. Siempre quise trabajar en África como misionero y Dios me concedió esa gracia. Y me quedé allí prácticamente casi veinte años...”. Siete años y medio fueron como obispo. El balance es positivo. Al teléfono desde Brasil, donde ahora se hará cargo de la Diócesis de Cachoeiro de Itapemirim, Mons. Luiz Lisboa asegura “que África siempre formará parte de mí. Cuando cambiamos de sitio, de lugar, tenemos que volver a aprender, empezar de nuevo, tenemos que respetar a la gente, la cultura, las lenguas, la forma de ser y estar, y todo eso nos enriquece. Estoy seguro de que he recibido mucho más de lo que he dado...”.
Años de guerra
Los últimos tres años han sido especialmente terribles, pues la provincia de Cabo Delgado ha sufrido atentados terroristas que ganaron en intensidad sobre todo en 2020. Tres años de guerra que se pueden resumir en una estadística brutal:
más de 2.000 muertos y más de 600.000 desplazados: “Fue una experiencia muy fuerte, una experiencia de cruz, una experiencia de dolor”. Para el obispo, todo ese sufrimiento le ha permitido descubrir la generosidad de su pueblo:
“De esa guerra he podido sacar muchas lecciones. La materialmente principal es la grandeza de este pueblo que es pobre, pero muy solidario. Allí he presenciado muchas cosas, he escuchado muchas historias y he visto muchas situaciones, y me he dado cuenta de lo mucho que, incluso en la pobreza, podemos ayudar, podemos compartir. Durante ese tiempo de