colegios, iglesias y conventos. Miles de personas han huido de sus casas. Muchas han cruzado la frontera con Sudan, pero otras han buscado refugio en zonas remotas, en las montañas, sin agua ni acceso a comida”, confirma Regina Lynch.
Con relación a la noticia que, en los últimos días, se ha difundido en muchos medios sobre el posible asesinato de 750 personas en un asalto a la iglesia ortodoxa de Santa María de Sión (Maryam Tsiyon) en Axum el pasado noviembre, donde según la tradición autóctona se guarda el Arca de la Alianza, Lynch reconoce que “no hemos podido verificar los datos exactos de lo que sería una auténtica masacre. En estos momentos, no se puede viajar en la región y las comunicaciones están muy restringidas, pero sí que hemos recibido confirmación de una larga serie de asesinatos y ataques contra personas inocentes en muchas partes de la región de Tigrey y también en la zona de Axum. La población está aterrorizada,” afirma Regina Lynch.
Según informaciones que ha recibido la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), se podría haber dado otra masacre en diciembre en la iglesia de Maryam Dengelat con más de cien muertos.
Si bien el conflicto ha provocado la muerte de muchos cristianos, las mismas fuentes aseguran que la violencia no está motivada por la religión sino por el conflicto político: Debido al COVID19 se pospusieron, hasta después de la pandemia, las elecciones parlamentarias planeadas para el 29 de agosto del 2020, pero el partido nacionalista Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) organizó, independientemente y sin el permiso del gobierno nacional, elecciones regionales en la región de Tigray a comienzos de septiembre, lo cual creó una crisis política que derivó en una intervención militar.
El pasado mes de noviembre, estallaron los combates en la región norte después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, enviara a la región tropas federales, a las que se habrían unido tropas de Eritrea, para luchar contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT).