decidió ayudar a 69 comunidades de religiosas, de seis congregaciones diferentes, que trabajan en la provincia eclesiástica de Bukavu, formada por seis diócesis. La ayuda de la fundación se destina a 464 religiosas y asciende a 120.000 euros.
«Estamos obligados a darles consuelo en esta situación de indigencia, un consuelo que sabrán multiplicar para aquellas personas más desposeídas que ellas», explica
Christine du Coudray, responsable de los proyectos de ACN en la República Democrática del Congo. «Cuando los conflictos han hecho huir a todas las ONG, la Iglesia y sobre todo las religiosas permanecen cerca de la población más desfavorecida, como buenas almas anónimas, conforme al espíritu de la Madre Teresa», afirma du Coudray antes de recordar: «Se vive en un conflicto latente desde hace 20 años. Cuántas veces he visitado a las religiosas… justo después de un ataque de bandas rivales o después de haber sido víctimas de violaciones y asesinatos que no se frenan ante nada, o después de un terremoto, un deslizamiento de tierra o de grandes inundaciones, como es el caso actualmente en Uvira [a más de 100 km al sur de Bukavu], que arrasan todo a su paso y dejan un paisaje desolador».
La ayuda a las religiosas es un apoyo añadido, después de que la fundación ya hubiera prestado apoyo a los sacerdotes de varias diócesis del país con intenciones de misas al principio de la crisis. También los sacerdotes tienen que enfrentar grandes dificultades económicas. Sin las colectas dominicales y otros recursos debido a la suspensión de las actividades pastorales y comunitarias, actualmente muchos de ellos no obtienen medios para supervivir ni asegurar su labor pastoral.
«En condiciones normales —expone el obispo de la diócesis de Mbuji-Mayi, situada al centro de la RDC—, son los fieles los que les proporcionan apoyo material, alimentos y otras ayudas». “Pero”, continúa diciendo, «ahora que sus feligreses están confinados, la vida se ha vuelto más difícil para todos porque la mayoría de las personas sufren una tasa de desempleo muy elevada (alrededor del 96% de la población) y viven únicamente de lo que consiguen día a día». Mons. Bernard-Emmanuel Kasanda escribió una carta a ACN para agradecer que, al principio de la crisis, 289 sacerdotes y religiosos de su diócesis recibieron numerosas intenciones de misas.