(Agencia Fides) – “De un mal puede nacer un bien”, escribe a la Agencia Fides don Armand Brice Ibombo, sacerdote y maestro en la República del Congo, describiendo las consecuencias de la pandemia de COVID-19 en su país.
En Congo Brazzaville, los primeros casos de COVID-19 fueron reportados el 14 de marzo. Inmediatamente después, “comenzó el período de emergencia sanitaria, con el cierre de lugares que podían ser puntos de contagio del virus, como escuelas, oficinas, lugares de culto, bares, restaurantes, estadios, etc.” explica don Ibombo: "En su mensaje del 28 de marzo, el Presidente de la República decretó el estado de emergencia sanitaria, con la obligación de confinamiento en la propia casa y un toque de queda de las 20:00 a las 5:00 de la mañana”.
Como es evidente, “el aspecto religioso ha estado fuertemente influenciado por el coronavirus, porque como en la mayoría de los países, se decidió cerrar los lugares de culto, obligando a los cristianos a rezar y meditar en casa o seguir las celebraciones en la