También en Kaya hay importantes comunidades, como Namisgma y Dablo, aisladas de las localidades que hasta ahora les abastecían, o la localidad de Pensa donde, después de repetidos ataques, los terroristas se han establecido, aislando esta localidad del resto del territorio.
Súplicas de reacción firme de las autoridades nacionales e internacionales
Según los afectados, las autoridades locales y nacionales comparten el drama que está sufriendo la población, pero la mayor parte de las veces, sus esfuerzos se ven rápidamente anulados por falta de recursos. Muchos lamentan además que fuera del país no se capte la dimensión de la tragedia: "De las 75 aldeas de mi parroquia, sólo diez están todavía habitadas. Todos se han ido. Debido a que las aldeas han sido abandonadas, una gran parte del territorio está en manos de terroristas, escapando así del control del Estado", dijo un sacerdote de la diócesis de Kaya, que también tuvo que huir debido a las amenazas contra su parroquia.
Si bien existe presencia de tropas extranjeras, sobre todo francesas, muchos burkineses se muestran escépticos y se quejan de no ver ningún resultado. Además, critican que si el ejército nacional dispusiera de las mismas condiciones de transporte y armamento que las fuerzas extranjeras podrían ser más efectivos.
En general, la mayoría de los burkineses se sienten impotentes ante la desgracia, “especialmente porque en este momento la atención se centra en la pandemia del Coronavirus, olvidando que el terrorismo también se cobra víctimas, incluso más que la enfermedad Covid19”, se lamenta el sacerdote.