La mayoría de las comunidades contemplativas, además de comprometerse en la iniciativa, han enviado mensajes de solidaridad y unión. Por ejemplo, las clarisas de Indonesia escriben: «Prometemos que incluiremos sus intenciones en nuestras oraciones especialmente por los socios de proyectos. Sabemos que muchos benefactores son personas de avanzada edad y viven solos. Por eso, rezamos una oración también por todos los benefactores. ¡Que Dios los guarde y los acompañe!»
Las carmelitas de Buea (Camerún) escriben: «Por supuesto que rezamos con ustedes para que pase esta terrible pandemia y para que la gente vuelva a Dios. En África será muy difícil controlar esta pandemia. Pero no nos desanimamos, porque Cristo es nuestra esperanza. Creemos en Aquel que dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”».
Otras comunidades religiosas expresan sus propias preocupaciones en sus mensajes. Para muchas, el COVID-19 es un peligro más entre otros como, por ejemplo, cuentan las carmelitas de Morondava (Madagascar): «En estos tiempos de prueba global, nunca dejamos de pedir al Señor que ayude a su pueblo, como lo hizo en el desierto. Pensamos en todos los benefactores que están enfermos y necesitan ayuda, así como en todos los afectados por COVID-19. Nuestro país también está siendo golpeado por la pandemia. Hay un confinamiento estricto. Ahora muchas personas temen que milicias terroristas se aprovechen de la situación para dedicarse a la rapiña. El coronavirus nos aterroriza, pero también rezamos para que no sean los ladrones los que contribuyan a matarnos».
A fin de que sacerdotes y religiosos de los países necesitados puedan prestar asistencia pastoral y caritativa a las personas que les han sido confiadas, también durante la pandemia del coronavirus, la Fundación ACN ha creado un fondo especial y solicita donativos.