Un vehículo para las Dominicas de Baranovichi
Ya en 1992, inmediatamente después del fin de la Unión Soviética, tres Hermanas Dominicas polacas llegaron a Bielorrusia y comenzaron a trabajar en la ciudad de Baranovichi. Es evidente que su ejemplo ha resultado atractivo, pues, entretanto, la congregación disfruta de un considerable número de vocaciones locales. En la actualidad, 18 de las religiosas son nativas, y ya hay otras jóvenes bielorrusas que también desean ingresar en la orden. En Bielorrusia, las Dominicas están ahora presentes en cuatro localidades.
En la parroquia católica de Baranovitchi, una ciudad de 170.000 habitantes, las religiosas hacen las veces de sacristán, enseñan el Catecismo, trabajan con niños y jóvenes, y cuidan de enfermos y ancianos. Unos cien niños y jóvenes asisten a la catequesis, y, además, las religiosas también preparan a los adultos para recibir los sacramentos. Llevan a los ancianos y enfermos en coche a la iglesia o les llevan la comunión, los consuelan y los ayudan. En las Navidades, las Hermanas Dominicas organizan una fiesta para los necesitados en la que entregan regalos consistentes en paquetes de ropa, comida y medicinas.
Las tres hermanas de Baranovitchi disponen de un pequeño coche de diez años de antigüedad, cuyas reparaciones están devorando cada vez más dinero. El problema es que las religiosas necesitan urgentemente un vehículo, pues, además de sus visitas pastorales, tienen que viajar a Pinsk -donde se encuentra la sede diocesana- para realizar jornadas de reflexión y de formación continua, y la distancia es de 180 kilómetros. Además, también tienen que viajar a la casa de formación de su congregación religiosa en Minsk (a 190 kilómetros) y a los otros cuatro conventos de su orden en Bielorrusia, que están a una distancia de hasta 300 kilómetros.
Al no disponer de recursos para un nuevo vehículo, las Hermanas han depositado su confianza en ACN. Para su trabajo sería útil que el nuevo coche tuviera también un maletero un poco más grande, ya que a menudo necesitan transportar cosas como, por ejemplo, el contenido de los paquetes de Navidad. A nosotros nos gustaría ayudarlas con 10.000 euros a comprar un coche nuevo. Las religiosas se lo agradecen de antemano a todos los benefactores y los incluyen en sus oraciones.