Boko Haram también destruyó muchas de las estructuras pertenecientes a la Iglesia en diferentes partes de la diócesis. ¿Podría darnos cifras sobre las estructuras diocesanas afectadas por la insurgencia?
La lista es muy larga, intentaré resumir. Nuestro seminario menor en Shuwa fue convertido por los terroristas en un campamento donde reunían a los reclutas y guardaban el botín de sus saqueos. Cuando dejaron atrás el seminario, incendiaron la mayor parte del complejo. Gracias a Dios, ya se han realizado algunas fases de reconstrucción, gracias al apoyo de ACN.
También nuestro centro de formación catequética, ubicado en Kaya, fue destruido en 2014 y saqueado por los terroristas. Además, dos conventos, dos hospitales, 15 escuelas misioneras, más de diez casas parroquiales y más de 250 iglesias o capillas.
Ha mencionado que algunos fieles, religiosos y sacerdotes han sido desplazados de sus hogares, parroquias, conventos y lugares de destino. ¿Han regresado todos?
El pick de los ataques de Boko Haram contra nuestro pueblo se alcanzó en 2014. En ese año, los miembros de la secta se apoderaron de muchas áreas de nuestra diócesis. Como resultado: más de 25 sacerdotes fueron desplazados, más de 45 religiosas tuvieron que abandonar sus conventos, más de 200 catequistas fueron expulsados de sus lugares de trabajo y más de 100.000 católicos tuvieron que huir de sus hogares ancestrales.
No obstante, damos gracias a Dios por la tremenda mejora respecto a la seguridad. Todos los sacerdotes han regresado a sus lugares de apostolado. Algunos de nuestros sacerdotes están de misión dentro y fuera de nuestro país. De las 44 parroquias y zonas pastorales que tenemos en la diócesis, sólo tres parroquias siguen sin funcionar debido a que son focos de ataques. Algunas de las religiosas han regresado a sus conventos, pero otras no han regresado porque sus conventos no han sido reconstruidos. Más del 90% de nuestros laicos han regresado a sus comunidades. A Dios gracias.